De forma clara y contundente, sin dejar lugar a dudas, el Tribunal Internacional de La Haya sentenció ayer que el muro que Israel está construyendo en Cisjordania es "contrario a la ley internacional" y que debe ser destruido. El fallo, que es una recomendación legal a la ONU no vinculante, establece que Israel tiene "la obligación de detener la construcción del muro en territorio ocupado palestino, incluido alrededor y dentro de Jerusalén Este", y de pagar indemnizaciones a los palestinos afectados por los tramos construidos.

La sentencia --un texto de 55 páginas que fue leído durante dos horas por el presidente del tribunal, el chino Shi Jiuyong-- fue aprobada por 14 de los 15 jueces. Tan sólo votó en contra el magistrado estadounidense, Thomas Buerghenthal, quien tuvo el apoyo del letrado holandés en el punto en que se insta a todos los países que hayan firmado la Convención de Ginebra de 1949 a que fuercen a Israel a cumplir con la ley humanitaria internacional. Es decir, que presionen a Israel para que cumpla esta sentencia.

DERECHOS PALESTINOS Los magistrados consideran que Israel vulnera la legislación internacional porque priva a los palestinos de sus derechos a la "autodeterminación, trabajo, salud, protección, educación y libertad de movimiento". Con el muro, según los magistrados, el Gobierno de Ariel Sharon no cumple con sus obligaciones como potencia ocupante. La sentencia también asegura que la construcción del muro "no puede justificarse por exigencias militares o por seguridad nacional".

Además, los jueces establecen que el muro puede convertirse en el equivalente a una anexión de territorio palestino, ya que crea "hechos consumados que pueden convertirse en permanentes". Finalmente, el fallo --que rechaza que el tribunal no tenga jurisdicción para juzgar la barrera-- anima a la ONU a estudiar acciones para parar su construcción.

A pesar de que una sentencia como ésta era previsible, el fallo cayó muy mal en Israel. El Gobierno de Sharon primero anunció que no piensa acatar la resolución, y después desplegó toda su artillería contra los magistrados con el argumento principal de que no han tenido en cuenta el "terrorismo palestino". "Esta resolución encontrará su lugar en el cubo de basura de la historia. El tribunal ha emitido un fallo injusto que niega el derecho de Israel a la defensa propia", dijo Raanan Gissin, el principal asesor de Sharon. "El tribunal ha perdido cualquier criterio moral al no hacer ninguna referencia al terrorismo", afirmó el número dos del Gobierno, Ehud Olmert.

EUFORIA DE ARAFAT Por supuesto, la reacción palestina fue totalmente diferente. "Se trata de una victoria histórica para todas las naciones libres", dijo Yasir Arafat. "Es una bofetada a Israel, un día histórico", sentenció el primer ministro, Ahmed Qurei. "Israel debe ser visto desde hoy como un estado fuera de la ley", aseveró Nabil Abu Rudeina, asesor de Arafat. El presidente palestino y Qurei ya anunciaron que prevén trabajar en la ONU para que la Asamblea General y el Consejo de Seguridad adopten sanciones contra Israel.

Ese va a ser el próximo campo de batalla legal del muro, pues el carácter consultivo de la sentencia permite a Israel no acatarla. Y en el Consejo de Seguridad Israel cuenta con el derecho de veto de EEUU para que no le pase como a Suráfrica en 1971. Entonces, La Haya sentenció que la ocupación de Namibia era ilegal y el Consejo aprobó sanciones a Pretoria. Como apoyo a Israel, el portavoz de la Casa Blanca desestimó ayer la sentencia y dijo que el tribunal no es el lugar para hablar del muro.