El zoo de Rafah no pudo sortear las excavadoras israelís que la semana pasada asolaron el campo de refugiados. El zoo quedó arrasado y muchos de los 127 animales que allí vivían murieron. Los más afortunados, como un jaguar que ha sido visto por las calles, escaparon. Mohamed Yumaa, propietario del complejo no entiende por qué el sueño de su vida pasó a ser objetivo israelí.

Las instalaciones se encuentran a un kilómetro de la frontera con Egipto. Una distancia que no entra ni en los planes más atrevidos de ampliación del corredor Filadelfia --la franja de seguridad abierta por Israel entre Egipto y Rafah-- y que es demasiado grande como para que se construya un túnel de contrabando de armas que una el zoo y Egipto.