La enconada violencia en Oriente Próximo escribió ayer en la franja de Gaza otra página sangrienta. Seis soldados israelís murieron en la peor emboscada sufrida en 18 meses por el Ejército, que en su primera respuesta mató a siete palestinos e hirió a más de un centenar.

Los hechos se iniciaron de madrugada cuando una columna del Ejército israelí apoyada por helicópteros Apache lanzó una ofensiva contra el barrio Zeitún de la ciudad de Gaza, bastión de Hamás, con el objetivo de destruir infraestructura de los terroristas. Al paso de un vehículo para el transporte de tropas que iba cargado de dinamita, activistas de Hamás y de la Yihad Islámica hicieron explotar una bomba de 50 kilos que destruyó en mil pedazos el vehículo y destrozó a sus seis ocupantes.

LOS TROFEOS Esta acción fue celebrada como una gran victoria por las milicias. Hombres encapuchados de Hamás mostraron en una marcha por el centro de Gaza algunos pedazos de los soldados muertos y partes del vehículo militar atacado. Los milicianos advirtieron de que exigirán prebendas a cambio de la devolución de los fragmentos de cuerpos de los soldados.

El jefe de la región militar sur, Dan Harel, aseveró que sus "tropas buscarán en cada tejado y en cada balcón cualquier resto de los soldados muertos", y prometió que sólo abandonarán el lugar cuando se haya "completado la operación". Durante el intento a la desesperada por recuperar restos de los fallecidos, algunos testigos señalaron que los israelís utilizaron a cinco palestinos como escudos humanos.

Fuentes del Ejército señalaron que no negociarán con Hamás ni otra organización "terrorista" para la recuperación de los restos. Aunque sí contactaron con la Cruz Roja, cuyo portavoz, Simon Schorno, confirmó que Israel había solicitado su ayuda y ya estaban negociando con las autoridades palestinas.

Las reacciones del Ejecutivo israelí a la emboscada de Gaza no tardaron en llegar en forma de represalia. Israel envió tropas de refuerzo a Gaza, tras lo cual se registraron violentos enfrentamientos entre militantes palestinos armados y los soldados. Según fuentes médicas del Hospital Shiffa, un total de siete palestinos murieron en los ataques israelís: cuatro milicianos y tres civiles, entre los que se cuenta un menor de 10 años que viajaba en un vehículo alcanzado por los disparos de un helicóptero Apache.

El primer ministro israelí, Ariel Sharon, convocó por la tarde una reunión urgente de su Gabinete de seguridad para estudiar medidas de respuesta a la emboscada.