Israel anunció ayer la cancelación de su controvertido plan para deportar a miles de inmigrantes africanos y un pacto con la ONU para que, en su lugar, unos 16.000 permanezcan en el país y un número similar sean trasladados a países occidentales.

El primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, citó a Canadá, Italia y Alemania como algunos de los países que acogerán a estos inmigrantes, aunque aún no parecen haber sido informados del plan. El resto de inmigrantes afectados, muchos de los cuales han solicitado asilo, podrán permanecer en Israel, adonde llegaron ilegalmente cruzando a pie desde Egipto, al menos los próximos cinco años.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) confirmó dicho acuerdo con Israel, pero no citó los países que aceptarían a estos inmigrantes. El ACNUR se encargará de trasladar durante los próximos cinco años a 16.250 africanos a países occidentales, mientras que Israel dará seguridad jurídica y residencia temporal al resto.