Bajo una fuerte presión internacional, el Ejército israelí comenzó ayer a reorganizar sus tropas en el campo de refugiados de Rafah, retirándose parcialmente de algunos barrios y dejando tras sí zonas devastadas por los combates desarrollados desde el martes, cuando comenzó la operación Arco Iris sobre las Nubes.

Al amanecer, los tanques, blindados y soldados comenzaron a abandonar los tres barrios de Tel El Sultán --considerado un bastión de militantes islamistas--, As Salam y Brazil, en los que la violencia israelí se cobró la vida de 43 palestinos e hirió a más de 80. El Ejército israelí desmintió que se estuviera retirando de la zona. Insistió en que se trataba de una "redistribución" de las tropas, que continuarán allí "por tiempo indefinido".

Fuentes militares indicaron que la operación logró los objetivos perseguidos en cuanto a la detención de presuntos militantes, aunque no halló los túneles por donde presuntamente los terroristas entran armas, argumento de Israel para arrasar Rafah.