El Ejército israelí tomó por asalto ayer cuatro sucursales de bancos árabes en Ramala con el objetivo de cortar "las fuentes de financiación de los grupos terroristas palestinos". En la operación, los soldados se incautaron 3,5 millones de euros (unos 582 millones de pesetas) y documentación de transferencias bancarias, según dijo un asesor de Yasir Arafat. Fuentes israelís afirmaron que las transferencias proceden en su mayoría de Irán, Siria y la milicia libanesa Hizbulá, que financiaban a Hamás y la Yihad Islámica a través de organizaciones de caridad.

La operación, la de más envergadura contra las finanzas de los grupos de resistencia palestinos, consistió en registros en dos sucursales del Arab Bank y en otras dos del Palestinian International Bank y del Amman Cairo Bank.

CIENTOS DE CUENTAS Según fuentes israelís, las cuentas investigadas --varios centenares-- son de diferentes tipos: a nombre de organizaciones ilegales; de organizaciones asociadas a Hamas y la Yihad Islámica en Gaza y Cisjordania; en las que se han recibido fondos de organizaciones ilegalizadas o de Hizbulá, y de "terroristas, fugitivos y sus familias" que han recibido dinero de "organizaciones terroristas". El dinero incautado se dedicará a proyectos humanitarios en los territorios palestinos.

Israel insistió ayer en situar la operación en el contexto de la guerra contra el terrorismo que encabeza EEUU, una de cuyas armas más importantes es, precisamente, ahogar económicamente a las organizaciones consideradas como "terroristas". Según fuentes israelís, los soldados también buscaban información y datos que vinculasen al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasir Arafat, en la financiación de la resistencia palestina.

RESISTENCIA La incursión israelí se encontró con cierta resistencia por parte de cientos de palestinos, que se enfrentaron a los vehículos y a los blindados con piedras. El Ejército respondió disparando balas de goma. Unas 42 personas, según fuentes sanitarias palestinas, resultaron heridas. La ANP, por su parte, reaccionó con indignación a los registros. "Sólo los mafiosos entran en bancos y confiscan documentos de la manera que Israel lo hace", dijo el primer ministro, Ahmed Qurei.

Por otra parte, el Ejército israelí admitió ayer que soldados israelís quemaron en una aldea cerca de Belén la tienda de campaña en la que se había instalado la familia del último suicida palestino, que el domingo se inmoló en Jerusalén causando la muerte de ocho israelís.