Italia asume este 1 de julio una presidencia de turno de la Unión Europea cargada de promesas y esperanzas para que "Europa cambie el paso en cuestiones como el crecimiento económico, la ocupación, el desarrollo y la cohesión social, acercando de nuevo Europa a los ciudadanos", como ha expresado el presidente de la República, Giorgio Napolitano. Le ha acompañado el ministro de Economía, Pier Carlo Padoan, afirmando que la presidencia italiana «sabrá dar un vuelco a Europa, colocando el crecimiento y la ocupación en el centro, más allá de las ideologías». Por el momento, el primer ministro, Matteo Renzi, ha escrito solo una frase un tanto idealizada, que casi todos le aceptan en Italia por sus 39 años de edad, y ha añadido a la lista el tema de la inmigración, «para la que debe haber una mayor solidaridad europea».

Las presidencias de turno europeas no suelen tener mucho poder de influencia, aunque pueden representar una ocasión para dejar alguna huella, que es cuanto intenta Renzi. Máxime después de más de siete años de políticas de rigor y depresión económica que han dejado un paro superior al 20%, y al 50% entre los jóvenes. Renzi, además, está fortalecido por su victoria en las elecciones europeas del pasado 25 de mayo, lo que le dado mayor peso en la izquierda europea.

En el embrión de la UE

Con el 12% del PIB europeo, Italia no es la maltrecha Grecia que acaba de terminar su presidencia, ni la pequeña Letonia, la anterior. El Tratado fundacional se firmó en el Capitolio de Roma, kilómetro cero del Imperio romano, y en el embrión de la UE, al final de la segunda guerra mundial, estaba el italiano Alcide De Gasperi. En el destierro de la isla de Ventotene, Altiero Spinelli elaboró el famoso e idealista Manifiesto sobre los Estados Unidos de Europa, precisamente lo que parece que intenta impedir el primer ministro británico, David Cameron: una federación de estados a la que, de palabra al menos, se declara dispuesto el próximo presidente de la Comisión, el conservador Jean-Claude Juncker.

Renzi no ha anticipado el programa de la presidencia, lo que en su país le ha valido alguna crítica, reservándose probablemente la sorpresa para el discurso de mañana ante la Eurocámara. En el portal oficial de la presidencia ha escrito enfáticamente: «¿No sentís un escalofrío pensando en ser llamados, hoy, a realizar aquel sueño de los Estados Unidos de Europa que tuvo aquella generación que en las ruinas de la posguerra comenzó la creación de un sujeto nuevo?». Añade que «Europa es decir a nuestros hijos --nosotros que somos la generación Erasmus--, que Europa puede ser el lugar en el que la esperanza es posible».

Infraestructuras y pymes

José Manuel Durao Barroso, presidente saliente de la Comisión, subrayó este lunes que «la manera como Italia gestione la presidencia es crucial para tener un tránsito suave y evitar cualquier interrupción del importante trabajo que ahora está haciendo Europa».

Un portavoz del Gobierno italiano ha desmentido que exista un 'plan Renzi' sobre una maxi-inversión de 240.000 millones de euros en cinco años, destinados a infraestructuras y pymes del continente. Pero no ha desmentido que Renzi y François Hollande tratasen sobre algo parecido la semana pasada en Bruselas, una propuesta que el presidente francés habría ya presentado al presidente saliente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. «Si Francia presenta una propuesta en este sentido durante nuestro semestre, Italia la acogerá favorablemente», ha comentado Sandro Gozi, subsecretario para Asuntos Europeos de Roma.

La presidencia italiana se desarrollará bajo el signo del ahorro. Roma prevé gastar 68 millones de euros este semestre, frente a los 170 de la última presidencia francesa y más cerca de los 62 millones de Letonia y los 50 de Grecia.