Si Italia lo pide, la Unión Europea está dispuesta a “reforzar” la operación Tritón, emanación de la agencia europea de fronteras Frontex contra los traficantes de personas. Se trataría de una sustitución, de hecho, de las naves de las ONGs que operaban en el Mediterráneo central para salvar a los emigrantes zarpados de Libia, aproximadamente el 30% de los más de 97.293 que han llegado este año.

Lo ha confirmado la Comisión Europea después de que la pasada semana las ONGs que operaban en el Mediterráneo central fueran, de hecho, expulsadas de la zona a causa de la ampliación de la zona territorial de las aguas libias, de las amenazas de Libia contra los barcos humanitarios -el de la catalana Proactiva Open Arms fue amenazado con disparos al aire- y del código de conducta impuesto por Roma a las asociaciones humanitarias. Dicho código establece que agentes armados puedan ir a bordo de los barcos y que las ONGs no puedan trasbordar emigrantes a otras naves, lo que algunas de ellas no aceptan.

"UNA PAUSA"

El lunes operaba en la zona solo la nave humanitaria 'Aquarius', de SOS Méditerranée y Médicos sin Fronteras -las otras se encontraban atracadas en puertos de Malta y Sicilia--, y hasta este momento solo cinco ONGs de las nueve implicadas han firmado el código. “Estamos a la espera de ver si existen condiciones de seguridad compatibles con la misión humanitaria”, ha informado Save the Children. “Se trata de una pausa”, han comunicado Médicos sin Fronteras y la alemana See Eye. “De momento estamos parados en Malta, porque el anuncio del Gobierno libio contra las ONGs nos preocupa mucho”, ha declarado Filippo Ungaro, de Save the Children.

En julio los desembarcos en Italia descendieron un 57%, hasta el nivel más bajo desde el 2014, aunque numerosos expertos, entre ellos los de Frontex y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), han explicado que la disminución no debe atribuirse solo a la ausencia de los barcos humanitarios, sino también al hecho de que la Guardia Costera libia impide las partidas y a que los traficantes de personas ya están usando otras rutas, algunas de las cuales pasan por Argelia y España.

"COMO ANTES"

“Si las llegadas (de emigrantes) se reemprenden de manera intensa, pediremos a las misiones europeas Sophia y Tritón y a los mercantes de paso que ayuden a la Guardia Costera en los rescates, exactamente como sucedía antes de la llegada de los barcos humanitarios”, ha confirmado una fuente de Interior de Roma.

Angelino Alfano, ministro de Exteriores, ha confirmado también el cambio de rumbo italiano, explicando que el objetivo de su Gobierno es trasladar el problema de los emigrantes subsaharianos al territorio libio, financiando a las instituciones de la ONU o vinculadas a ella, como ACNUR y la OIM, para la gestión de los campos de acogida. El pasado domingo el periodista de 'La Stampa' Domenico Quirico publicó un reportaje escalofriante sobre las torturas, las humillaciones y el hambre que sufren los emigrantes en suelo libio. Después de haber firmado acuerdos con las 40 tribus del sur libio, que controlan de hecho los 5.000 kilómetros de las fronteras por donde cruzan los emigrantes, y otros con los alcaldes de la costa mediterránea, Roma estudia la financiación de 20 proyectos de desarrollo económico para realizar en las dos zonas.

El almirante libio Abdulá Tumia, comandante de la Guardia Costera de Tripoli, ha rechazado que sus agentes hayan amenazado a las ONGs, aunque resultan difíciles de negar las imágenes y los disparos de la pasada semana contra Open Arms. Tumia ha añadido que “hasta ahora las ONGs han ofrecido un servicio excelente a los traficantes, ya que sus naves no realizan salvamentos, sino transporte". Por su parte, la versión italiana del 'HuffingtonPost' ha publicado que, detrás de la decisión de las ONGs de suspender los rescates, hay también, citando fuentes humanitarias españolas y alemanas, el hecho de que “la guardia costera libia les impone una comisión que oscila entre los 45.000 y los 60.000 euros por cada patera que ‘dejan salvar’” .