Dieciséis inmigrantes -11 mujeres y cinco hombres- pudieron desembarcar ayer en Catania del guardacostas Diciotti por problemas de salud. Otros 134 adultos, la mayoría eritreos, esperan a bordo a que el Gobierno italiano les autorice a bajar a tierra. Llevan cinco días en el puerto siciliano, donde llegaron el lunes por la noche, y siguen esperando a que el ministro del Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, les deje salir.

Técnicos de la Oficina de Sanidad Marítima de Catania han estado realizando estos días exámenes médicos a los 150 inmigrantes que seguían a bordo del barco y han certificado que había 16 que debían bajar para ser atendidos por personal sanitario especializado.

Interior confirmó la noticia y no dio más detalles, aunque medios italianos explicaron que las mujeres fueron ingresadas en servicios de Ginecología. Allí, se sometieron a controles ya que «todas habían sido violadas en repetidas ocasiones en Libia», tal y como reveló la eurodiputada del Partido Demócrata, Michela Giuffrida, que estuvo este sábado en el barco. Los cinco hombres presentaban síntomas de enfermedades, tres de ellos, de tuberculosis, y dos, de pulmonía.

El miembro de la Cruz Roja en Catania, Stefano Principato indicó a la cadena pública Rai que los equipos sanitarios que esperan en el puerto entregaron material médico y de limpieza a los inmigrantes y al resto de la tripulación para que puedan mantener un nivel de higiene, dado que las condiciones a bordo son «precarias». Y es que los 134 adultos que quedan, llevan 10 días en el barco y la mayoría están exhaustos y confusos, según denunciaron oenegés como Médicos Sin Fronteras.