Francia celebra hoy la segunda vuelta de las elecciones regionales y cantonales, en las que la oposición de izquierdas espera confirmar el avance registrado en la primera ronda del escrutinio de hace una semana y arrebatar seis regiones a la derecha gubernamental. Los conservadores tienen puestas sus esperanzas en conquistar la presidencia de la región parisina Ile de France. Pero el Gobierno de Jean-Pierre Raffarin se prepara para un reajuste ministerial más o menos amplio, que dependerá de los resultados del escrutinio.

Tras lograr más del 40% de los votos en la primera vuelta de las elecciones del domingo pasado, la izquierda --que ha fusionado sus listas en prácticamente todas las regiones-- parte como favorita y espera invertir la correlación de fuerzas existente en los consejos regionales. Por su parte, la derecha se aferra a la esperanza de conquistar la región de París, actualmente en manos de la izquierda, lo que suavizaría un poco la derrota que anuncian los sondeos.

EL ´EFECTO ZAPATERO´ Estas elecciones --de las que se ha dicho que están marcadas por el efecto Zapatero -- se han convertido en una verdadera prueba para el Gobierno de Raffarin, que incluso puede verse forzado a dimitir, en función de los resultados conseguidos. El propio feudo del primer ministro, la región de Poitou, que presidió durante 13 años, puede pasar a estar bajo control socialista gracias a la lista de Ségol¨ne Royal, esposa del primer secretario del PS, Fran§ois Hollande.

En cualquier caso, se habla ya de un inevitable reajuste del Ejecutivo, aunque se desconoce si tendrá lugar antes o después de las elecciones europeas del próximo junio. La prensa considera que los cambios se imponen para demostrar que se toma nota del "voto de castigo" dirigido a la mayoría gubernamental y a su política de reformas.

En el escrutinio de hoy están previstos cuatro duelos directos entre la izquierda y la derecha, así como 17 triangulares con el ultraderechista Frente Nacional (FN). Los ultras de Jean-Marie Le Pen pueden mantener sus listas allí donde lograron más del 10% de los votos y esa presencia confirma al FN en su papel de arbitro del panorama político francés.

La derecha ha llamado a la movilización a los abstencionistas y a los electores de la extrema derecha para que cambien el voto, porque su opción "sólo favorece a la izquierda". Los sondeos dan como favoritos a los socialistas, que aliados con los verdes y los comunistas, pueden dominar en la mayoría de las regiones, pasando a controlar 14 de las 26 existentes, frente a las 8 actuales.