Fue presidente de un modesto equipo de fútbol, Club Atlético el Progreso, y lo llevó en 1978 a la cima del fútbol uruguayo. Administró por primera vez Montevideo, en nombre de la izquierda, a fines de los años 80. Le fue bien, y por eso se convirtió en candidato a presidente. Supo perder y ganar. Gobernó el país por primera vez entre el 2005 y el 2010. A los 74 años, el oncólogo Tabaré Vázquez obtuvo ayer en las urnas el derecho a una segunda presidencia.

El candidato del Frente Amplio (FA), la coalición que integran exguerrilleros, comunistas, socialdemócratas y gente procedente de los partidos tradicionales, se impuso por una amplio margen en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, celebrada ayer. Según los sondeos a pie de urna, Vázquez le sacó más de 12 puntos de diferencia (53,5% por el 41%) a su oponente del Partido Nacional, Luis Lacalle Pou, El Perro, como llaman al mandatario electo, levantó de inmediato la bandera de la concordia y dijo que convocará a un acuerdo multipartidario.

Vázquez, que tiene como compañero de fórmula al genetista Raúl Sendic, hijo del líder de los Tupamaros, del mismo nombre, obtuvo en la primera vuelta, el pasado 26 de octubre, el 47,8%. Con esos datos, Lacalle Pou participó en la segunda vuelta como un rival testimonial. El FA, que se forjó en 1971 bajo el liderazgo del general Liber Seregni, consolida, con su tercera victoria electoral consecutiva su condición de fuerza rectora en un país que, hasta el 2005, vio alternar en el poder de manera imperturbable a los partidos Colorado y Blanco (Nacional).

PRESTIGIO

El retorno de Vázquez a la presidencia es fruto de su propio prestigio y, también, un premio del electorado a la coalición. Desde el 2005, este país de 3,5 millones de habitantes y que produce alimentos para 28 millones, ha crecido el 68%. Cuando Tabaré inició su primer mandato, la pobreza era del 40%. En la actualidad, es del 10%. En el 2002, el paro era del 22%, contra el 6,9% actual. La inflación estuvo siempre por debajo de 10%. La renta per cápita es de 16.332 dólares al año. Las exportaciones aumentaron el 350%. Al asumir José Mujica, en el 2010, el PIB era de 39.000 millones de dólares. Uruguay cerrará el 2014 con un PIB de 55.000 millones, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). La deuda pública, que representaba en el 2004 el 70% del PIB, se redujo al 23%. El Banco Central nunca tuvo tantas reservas: 14.000 millones de dólares.

Durante la campaña electoral, los sectores conservadores no dejaron de criticar la «desmesura izquierdista del gasto público». Pero es precisamente la política social una de causas de la victoria del FA. El 70% de la población está cubierta por un Seguro Nacional de Salud. La mortalidad infantil se redujo del 12,2% al 8,6%. Han entrado en vigor las leyes de matrimonio igualitario, salud sexual y reproductiva, interrupción voluntaria del embarazo e identidad de género. Uruguay dio la nota con la ley de regulación de la venta de marihuana. El Congreso sancionó además las leyes de acceso a la información, trabajo doméstico y el nuevo estatuto del trabajador rural, que vela por las ocho horas de trabajo. Lacalle Pou se opuso a esa norma.

La victoria del FA cierra un ciclo electoral en Sudamérica en el que la izquierda, en sus diversas variantes y con distintas dificultades, logró mantenerse en el Gobierno: primero en Bolivia, con Evo Morales; luego en Brasil, de la mano de Dilma Rousseff, y ayer en Uruguay.

Nada será sencillo para Vázquez. En el FA saben que la agenda del futuro presidente debe incluir numerosas asignaturas pendientes, desde la mejora de las infraestructuras y las condiciones de equidad social hasta el problema de la inseguridad. La coalición no está exenta de contradicciones internas: su sector más moderado, representado por el actual vicepresidente Danilo Astori, viene perdiendo peso. Por el contrario, la facción de Mujica se ha fortalecido. Vázquez deberá administrar un nuevo equilibrio interno.