El coronel Gadafi ha plantado una jaima en el jardín del castillo de Bruselas donde pasará estos días de reconciliación y aclimatación a Europa. Hacía casi 15 años que el antaño revolucionario no pisaba el continente, donde era persona non grata. Ahora, norteamericanos y británicos parecen haberle perdonado. Su dinero le costó pagar a las víctimas del terrorismo inspirado desde Trípoli. Sus interlocutores --Prodi, Solana, el primer ministro belga-- parlamentarán bajo la lona con quien fue antaño el símbolo del horror y el temblor. Pelillos a la mar. Libia es un mercado prometedor.*Periodista.