El reactor nuclear del crucero Pedro el Grande , el buque insignia de la Flota del Norte rusa puede estallar en cualquier momento debido a su deficiente estado de conservación. Este fue ayer el dictamen del comandante en jefe de la Armada de Rusia, el almirante Vladimir Kuroyedov, que sembró la alarma tanto en Rusia como en Occidente.

Tras reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, Kuroyedov quiso quitar hierro a sus declaraciones y manifestó: "El servicio de seguridad nuclear en el buque está más que probado y responde a todos los requisitos; pero el estado de los compartimentos habitados es insatisfactorio y no se corresponde con las normas del reglamento naval" ruso.

Pero la voz de alarma ya había sido dada. Poco antes de reunirse con Putin, Kuroyedov declaró en rueda de prensa: "En el buque, por donde andan los almirantes está todo bien, pero el resto se encuentra en un estado tan deficiente, que en cualquier momento puede estallar". "Me refiero al reactor nuclear", precisó.

FALLOS DE MANTENIMIENTO El almirante acusó al capitán del Pedro el Grande , el contralmirante Vladimir Kasatonov, de graves fallos de mantenimiento y opinó que "semejante actitud del mando hacia el estado de sus buques conduce a la ruina de la Armada. En un dragaminas capitaneado por un teniente primero hay más orden". Según Kuroyedov, que inspeccionó personalmente el pasado 17 de marzo el buque más grande de la flota rusa, el Pedro el Grande permanecerá amarrado durante dos semanas en la base naval de Severomorsk, a orillas del mar de Barents, plazo en el que su tripulación deberá "subsanar las deficiencias".

Kuroyedov no especificó los problemas técnicos y de mantenimiento que tiene el crucero. Sin embargo, el portavoz de la Armada, Igor Dygalo, precisó que la ira de Kuroyedov se debió ante todo al "mal estado de los camarotes y del sistema contraincendios".

Kuroyedov observó el deterioro del crucero la semana pasada, cuando presidió desde la cubierta del Pedro el Grande dos lanzamientos de prueba de cohetes intercontinentales RSM-54 (SS-23 Skiff, según la clasificación de la OTAN) efectuados desde un submarino nuclear.

VARIOS FRACASOS Estos lanzamientos fueron llevados a cabo tras el fracaso de las maniobras navales y aéreas del pasado febrero en el Artico, a las que asistió Putin. Un misil balístico RSM-54, lanzado el 18 de febrero desde el submarino nuclear ruso Karelia , en el mar de Barents, se desvió de su trayectoria y tuvo que ser destruido en pleno vuelo. El día anterior, también fallaron varias pruebas con misiles, pero el mando no ha querido reconocer oficialmente estos errores.

Según algunos expertos militares rusos, las declaraciones de Kuroyedov fueron una "venganza" contra altos cargos de la Flota del Norte, que le habían puesto en entredicho a los ojos de Putin. "El reactor del buque está en perfecto estado", dijo Oleg Shuliakovski, el director de la fábrica que construyó el crucero.