El Gobierno alemán parece abocado a una nueva crisis institucional por los crecientes indicios de que el máximo responsable de los servicios de inteligencia, Hans-Georg Maassen, actuó en beneficio del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). Según una información publicada por la revista Kontraste, el presidente de la Oficina Federal de Protección de la Constitución (BfV) filtró al diputado de la formación ultranacionalista y xenófoba Stephan Brandner su informe oficial cinco semanas antes de que se hiciese público, algo que no es ilegal.

Aunque es habitual que los partidos se reúnan con los círculos de seguridad y que estos les pasen información por adelantado, la supuesta motivación política de un funcionario de alto rango como Maassen ha sembrado muchos dudas durante el último mes. La noticia ha enfurecido a la oposición y a cúpula del partido socialdemócrata (SPD), aliado de coalición con los conservadores de Angela Merkel. Su secretario general, Lars Klingbeil, pidió ayer a la cancillera que «tome medidas» y destituya a Maassen, una expulsión pedida desde hace días por sus compañeros y por los diputados de Los Verdes y La Izquierda.

CAZA DE INMIGRANTES / La polémica estalló el pasado sábado cuando Maassen aseguró en una entrevista al tabloide Bild que no hubo caza de inmigrantes en Chemnitz. «Hay buenas razones para pensar que este es un caso de desinformación deliberada para distraer la atención pública sobre el asesinato», afirmó a los medios de comunicación del país en una acusación para la que no presentó pruebas.

A pesar de que la investigación sobre lo sucedido sigue en curso, el jefe de la inteligencia se refería al vídeo en el que un grupo de hombres insultaba y perseguía a dos inmigrantes, difundido en Twitter por la cuenta Antifa Zeckenbiss. Poco después, el fiscal Wolfgang Klein contradijo a Maassen asegurando que no había evidencias para pensar que el documento fuese falso.

¿Por qué lanzó esas acusaciones sin consultar a la cancillería? Según el Süddeutsche Zeitung eso pudo deberse a la intención de Maassen de defender los círculos de seguridad federales y de Sajonia, molestos al ver que Merkel hablaba de «cacería»» y daba por bueno el vídeo circulado. Según el Focus Online, el ministro del Interior, el ultraconservador Horst Seehofer, habría ordenado al jefe de los servicios secretos publicar esos informes preliminares, algo que el Ministerio denegó.

LA MECHA / La airada crítica de la oposición y de los socialdemócratas llevó a Maassen a retractarse. Aunque el martes aseguró que había sido malinterpretado y que no dudaba de la autenticidad del vídeo, la mecha de la polémica ya estaba encendida. Tras reunirse durante la noche del miércoles con el comité de Interior para dar explicaciones, Seehofer defendió ayer su decisión de mantener al jefe de la inteligencia en su cargo, asegurando que sus argumentos sobre el caso y su «crítica al radicalismo de extrema derecha» le convencieron.

La defensa pública de Maassen no solo ha irritado a la directiva socialdemócrata sino especialmente a sus bases, que han pedido abandonar la coalición si nada cambia. «Es el momento de marcar una línea roja. Si el presidente de la Oficina Federal de Protección de la Constitución mantiene su cargo, el SPD no puede seguir formando parte del Gobierno», aseguró Kevin Kühnert, líder de las juventudes del partido (Jusos).