El Brexit y el coronavirus están poniendo en cuestión el futuro del Reino Unido y la unidad del país. Boris Johnson volvió a repetir el domingo que no autorizará un nuevo referéndum de independencia en Escocia. “En mi experiencia, referendums en este país no son eventos particularmente felices”, porque dividen a la gente y “sólo debe haber uno cada generación”. El primer ministro parece haber olvidado que fue él uno de los impulsores del referéndum del Brexit.

Johnson no varía de posición, pero la salida de Europa, junto a la pandemia, ha acelerado el sentir de los escoceses a favor de la separación. En diciembre, en un sondeo del diario 2The Scotsman/Savanta ComRes1, el apoyo a la independencia era por segunda vez en el año de un 58%, frente a un 42% en contra. Un 40% de los encuestados considera que un nuevo referéndum de independencia debe celebrarse en el plazo de dos años.

La presión va ser este año cada vez mayor sobre Johnson porque el próximo mes de mayo hay previstas elecciones al parlamento regional y el Partido Nacional Escocés (SNP), después de más de 13 años al frente del gobierno autonómico, sigue siendo el gran favorito. El 55% de los votantes asegura que respaldará al SNP en su distrito. Esa victoria arrolladora plantearía al primer ministro británico un gran problema y aumentaría la tensión entre Edimburgo y Londres.

La vuelta a Europa

La ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, va a colocar como argumento central de su programa electoral la nueva cita independentista en las urnas, a pesar de que combatir la pandemia, según dice, es su prioridad. Lo hará a pesar también de que el referéndum es sólo la sexta cuestión más importante para los votantes, preocupados en primer lugar por la economía, con el Brexit en segundo puesto, seguido de la sanidad, el empleo y la educación.

Sturgeon insistirá durante la campaña en que el Brexit es catastrófico para Escocia, mientras trata de atraer la simparía de los europeos. Apenas consumada la salida el 31 de diciembre envió un mensaje dejando claro que para los escoceses la marcha es forzosa. “Escocia volverá pronto al hogar, Europa. No apaguéis la luz para que encontremos el camino de regreso”. Su gobierno ha lanzado una campaña digital internacional dirigida a Alemania, Francia, Irlanda y España prometiendo que guardarán “un espacio en nuestros corazones y en nuestra mesa” para todos ellos.

Nuevo protagonismo

El hecho de que la sanidad esté en manos de las autoridades locales ha dado a sus dirigentes un relieve público desconocido hasta ahora, en un país habitualmente dominado por Inglaterra. Cada día Sturgeon ofrece una conferencia de prensa en televisión en la que explica cómo evoluciona la pandemia. Seria, concisa, coherente, muchos votantes piensan que ha dirigido mejor la crisis del coronavirus que el Gobierno británico. Johnson es una figura detestada en Escocia, donde la mediocridad de los rivales de Sturgeon juega a su favor.