Si triunfa una moción de censura contra el Gobierno del Reino Unido, Boris Johnson podría celebrar elecciones generales en los «días después» de que el país haya dejado la Unión Europea el 31 de octubre, según indicó el jueves un importante asesor del primer ministro al Financial Times.

El Partido Laborista ha amenazado repetidamente con presentar la moción para derribar al Ejecutivo a principios de septiembre, lo que llevaría a la convocatoria de los comicios. Pero aunque la moción triunfe, eso no impedirá el divorcio brutal que parece buscar Johnson. «No podemos detenerles si quieren forzar una elección, pero nosotros controlamos el calendario», señaló desde el anonimato el asesor de Downing Street al diario económico. «Si debe haber una elección general, será los días después del brexit».

La cuestión a debate es quién tiene más poder, ¿el primer ministro o los diputados de la Cámara de los Comunes? El brexit está poniendo a prueba la Constitución no escrita del Reino Unido. Detener a Boris Johnson y a su principal asesor, Dominic Cummings, es la tarea más urgente de los parlamentarios rebeldes británicos para impedir la catastrófica salida del Reino Unido de la Unión Europea sin acuerdo. Un grupo de representantes de todos los partidos estudia posibles opciones para frenar las tácticas de Cunmmings. Este ya alardeó con que incluso elecciones anticipadas no evitarían la salida, sea como sea, el 31 de octubre.

EL ‘PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS’

La influencia y control del nuevo príncipe de las tinieblas sobre la operación puesta en marcha por Johnson alarma al propio equipo del primer ministro. El hombre en la sombra que dirigió la manipuladora campaña del Vote Leave en el referéndum del brexit ha tomado el mando y ha impuesto en Downing Street «un régimen de terror», según ha confiado a The Guardian otro consejero. «Preocupa que el primer ministro se haya convertido simplemente en un vehículo para sus planes ideológicos», advierte un diputado conservador moderado.

La estrategia de Cummings va más allá de la culminación del brexit a cualquier precio. Sus miras están puestas en una elección general anticipada, muy probablemente a principios de noviembre, que proporcione a Johnson la mayoría suficiente, de la que ahora carece, para gobernar a su antojo. El último sondeo de YouGov publicado ayer daba a los tories (31%) nueve puntos de ventaja sobre el Partido Laborista (22%) y 10 sobre los Liberales Demócratas (21%). El Partido del Brexit de Nigel Farage (14%) quedaría en cuarta posición.

El primer ministro está haciendo campaña por el país, especialmente en lugares donde el apoyo al brexit fue muy alto, tratando de reunir tras de sí a todos esos votantes, antiguos laboristas o conservadores tentados por Farage. Además, ha lanzado una campaña de propaganda de 130 millones de libras sobre el brexit, la mayor en la historia del país (cuando David Cameron mandó durante el referéndum un folleto a la casa de cada británico explicando la consulta, gastó 9 millones).

Un brexit sin acuerdo amenaza la unidad del país, la seguridad económica de los británicos, la paz en Irlanda del Norte y le enfrenta con el resto de los socios europeos, al tiempo que diezma su influencia internacional. El Parlamento reabre sus puertas el 3 de septiembre, pero las cierra durante tres semanas, durante la celebración de las conferencias anuales de los partidos políticos. Eso reduce a mínimos el calendario y el poder de los diputados para frenar la salida sin acuerdo. Una posibilidad que se baraja es forzar la suspensión de ese receso.

En esta situación de emergencia se requeriría la respuesta unida de una coalición nacional para impedir una salida desordenada de la UE, pero la dirección laborista ha rechazado esa posibilidad. «Si nos estrellamos sin un acuerdo, Jeremy Corbyn va a ser casi tan responsable como Theresa May o Boris Johnson», ha declarado la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon. De Johnson, con el que se entrevistó hace unos días, afirma que «habla sin sentido, pero de una manera muy convincente».

LÍDERES EUROPEOS

Johnson sigue ignorando a los líderes europeos. Con Bruselas, la situación es cada vez más tensa. El calendario apremia, pero el premier británico no tiene tiempo de entrevistarse con la cancillera alemana, Angela Merkel; el presidente francés, Emanuel Macron, o el primer ministro irlandés, Leo Varadkar. Tampoco se ha visto con el presidente de la Comisión Europea. «Jean Claude Juncker está disponible si Johnson desea discutir y clarificar su posición en persona o por teléfono», dijo una de las portavoces del presidente.