Desde hace una semana, Samantha Roberts pelea contra el titular de Defensa británico, Geoff Hoon. La viuda del primer soldado inglés caído en Irak responsabiliza al ministro de la muerte de su marido. "Tiene las manos manchadas de sangre", ha dicho la rubia esteticista de 32 años. La denuncia no puede ser más grave. "Hay muchos soldados que no tienen los suministros básicos. Hombres valientes están arriesgando su vida sin el menor apoyo del Gobierno", asegura Samantha Roberts.

El hombre con el que estuvo casada algo menos de tres años, Steven Roberts, del Segundo Regimiento de Tanques, murió el pasado 24 de marzo, alcanzado en el pecho por fuego amigo, en una revuelta callejera cerca de Basora. Roberts, de 33 años, no llevaba chaleco antibalas. Tres días antes había recibido la orden de dárselo a otro soldado porque no había suficientes para todos.

Hoon ha negado negligencia alguna alegando, para indignación de la viuda, que el uso de chaleco no es obligatorio. "Deberíamos haberlo comprado nosotros", se lamenta Samantha, quien ha contado cómo antes de partir, su marido se gastó 1.450 euros (241.000 pesetas) del sueldo en material básico, como una tienda de campaña, un saco de dormir, las botas y una linterna.

Cintas del fallecido

Perfecta esposa de militar, esta heroína involuntaria nunca habría retado al ministro de Defensa ni albergado duda alguna sobre las circunstancias en que murió su marido, si el día del funeral no hubiera recibido unas cintas grabadas por el fallecido, que los amigos de éste le hicieron llegar, burlando la censura.

En las grabaciones, el soldado calificaba de "una broma" los "deplorables" suministros del Ejército. "Lo que nos dijeron que nos iban a dar, no nos lo dieron. Es desalentador, porque sabemos que vamos a la guerra sin el equipo adecuado", decía en uno de los mensajes. "Las condolencias de Hoon no son suficientes. Ha engañado al país, enviando al Ejército a Irak antes de que estuviera preparado para ello", insiste Samantha sublevada.

Su denuncia ha sido ratificada por decenas de testimonios de otros militares y sus familiares, que hasta ahora habían callado. "Cruzamos la frontera iraquí el 1 de abril sin chalecos antibalas ni otra protección, sin morfina, sin radios y sin que ninguno de nosotros llevará munición", ha contado Bob, del Escuadrón de Ingenieros, en un correo electrónico dirigido a Channel 4. "Tenemos que mandarles papel higiénico cada día, no tienen uniformes", dice en otro correo el padre del soldado W.S. Manley. "Luchan en el siglo XXI, equipados como el guerra de 1914", clama Tony, hermano del sargento Simon Hamilton-Jewell, muerto en una emboscada cuando iba en una patrulla militar con una radio inservible. Tampoco llevaba protección el tanque en el que murió el soldado de 19 años David Clarke.

En el banquillo de los acusados, Hoon espera conocer la próxima semana el dictamen del juez Hutton sobre la muerte del científico y confidente de la BBC David Kelly. A Samantha Roberts le basta con lo sucedido a su marido. "Hoon debe dimitir", ha dicho.