El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, no quiere entrar en batallas dialécticas con la primera ministra británica,Theresa May. Pero Reino Unido es quien abandona la Unión Europea, no al revés, y eso tiene que empezar a notarse de algún modo y el luxemburgués ha aprovechado su intervención ante el Instituto Universitario Europeo de Florencia para poner de manifiesto la primera consecuencia. “Dudo entre inglés o francés pero he hecho mi elección: me expresaré en francés porque de manera lenta pero segura el Inglés está perdiendo importancia”, ha dicho entre aplausos de una audiencia entregada a la causa europea.

No es la primera vez que el uso de idiomas en el seno de las instituciones europeas genera tensiones. El inglés seguirá siendo oficial aunque el Reino Unido abandone la UE, porque es lengua oficial en Malta y también en Irlanda. Y además es el idioma de trabajo más utilizado entre funcionarios y diplomáticos. Pero el toque de atención de Juncker no es gratuito ni ha pasado desapercibido en la semana más caldeada desde que May notificara oficialmente el deseo británico de abandonar el club.

La 'premier' británica arrancaba la semana con un enfado monumental a raíz de la interesada filtración sobre la “desastrosa” cena de trabajo celebrada la semana pasada entre May, Juncker, los negociadores de uno y otro bando (David Davis y Michel Barnier) y algunos de sus más estrechos colaboradores. El democristiano luxemburgués salió del encuentro, según publicó el diario alemán 'Frankfurter Allgemein Zeitung', convencido de que May vive en otra galaxia y diez veces más escéptico.

El mandato negociador aprobado el miércoles por la Comisión Europea, con las líneas rojas de la UE, tampoco sirvió reducir la tensión. “La posición negociadora de la Comisión Europea se ha endurecido. Políticos y funcionarios europeos han lanzado amenazas contra el Reino Unido. Todos estos actos se han programado de manera deliberada para influir en las elecciones generales”, contraatacó May acusando a “algunos en Bruselas”, sin citar nombres ni acusar a nadie en particular, de no querer “que las negociaciones sean un éxito”.

TUSK PIDE CALMA

Una escalada dialéctica en la que entraba este jueves el presidente de la UE. “Estas negociaciones ya son suficientemente difíciles por sí mismas. Si empezamos a pelearnos incluso antes de empezar se convertirá en imposibles”, advirtió Donald Tusk. En su opinión, está en juego “demasiado” como para permitir que las negociaciones se descontrolen y por eso lo que hace falta es “discreción, moderación, respeto mutuo y la máxima buena voluntad”.

Este viernes y pese a las palabras del negociador británico, David Davis, pidiendo a la UE que deje de intimidar, el presidente de la Comisión ha eludido entrar en una escalada de acusaciones. “Vamos a negociar con absoluta delicadeza con nuestros amigos británicos”, ha dicho sobre el proceso que se lanzará a mediados de junio y que ha vuelto a a calificar de “tragedia”. El luxemburgués también ha vuelto a recordar que no hay que subestimar la importancia del proceso y el impacto real de la desconexión porque “no será algo pequeño”.