La asonada militar alterna la tragedia y la opereta, cientos de muertos en Birmania y un embajador en Londres pernoctando en su vehículo tras una okupación nocturna y alevosa. A Kyaw Zwar Minn se le vio tan perplejo como desesperado cuando intentaba entrar en la cancillería. Rogó a los moradores, habló con la policía metropolitana y acabó durmiendo en su coche oficial, con una visible fotografía de la lideresa detenida, Aung San Suu Kyi, a escasos metros de la que había sido su residencia. El agregado militar y número dos de la embajada, Chit Win, había aprovechado su ausencia diurna para atrincherarse y relevarle.

"Es un golpe de Estado en medio de Londres... podéis ver que han ocupado mi edificio. Me están denegando la entrada, dicen que han recibido instrucciones de la capital", lamentó. Kyaw Zwar Minn había exigido el mes pasado la liberación de Aung San Suu Kyi y alertado de que Birmania se deslizaba hacia una guerra civil. Insistió en que su postura no suponía una traición a su país y que se colocaba entre los dos bandos pero era previsible que a la Junta Militar le decepcionara la falta de adhesión inquebrantable. Sus declaraciones fueron presentadas por el Ministro de Exteriores británico, Dominic Raab, como una muestra de coraje. El Reino Unido ha sido especialmente hostil con los golpistas, con exigencias de la restitución democrática y sanciones a miembros del Tatmadaw o Ejército birmano.

Al cuerpo diplomático birmano se le presenta ese dilema habitual tras las asonadas que consiste en mantener la fidelidad al Gobierno depuesto, arriesgándose al despido, o al vigente, sacrificando el prestigio. A finales de febrero ya fue cesado Kyaw Moe Tun, embajador birmano ante la ONU, tras exigir a la comunidad internacional "esfuerzos más fuertes" para detener el golpe militar y las matanzas cotidianas de civiles. El Tatmadaw justificó su cese en la presunta traición.

Detenciones masivas

La Junta militar persevera en las últimas horas en su campaña de detenciones masivas. El foco señala ahora a las celebridades. El actor y modelo Paing Takhon fue arrestado ayer en Yangon por soldados que llegaron en ocho camiones al domicilio de su madre. Paing Takhon, de 24 años, tiene más de un millón de seguidores en Instagram y ha sido acusado de "promover el miedo" con "falsas noticias" tras frecuentar las manifestaciones prodemocráticas y colgar en sus redes sociales sus críticas a los militares. Horas antes había sido detenida la bloguera Win Min Than en la habitación de hotel que compartía con su madre, según el medio local Irrawaddy News. Ninguna detención era más previsible que la de Zarganar, un humorista sexagenario que durante décadas ridiculizó con su ingenio a la Junta Militar. Fue arrestado el martes.

En los dos meses tras la asonada han sido detenidos ya 2.750 críticos con la Junta, según la Asociación de Asistencia de Prisioneros Políticos de Birmania (AAPP), con un criterio elástico: parlamentarios, actores, blogueros, doctores Muchos de ellos están en paradero desconocido. En arresto domiciliario continúa Aung San Suu Kyi, sobre la que siguen amontonándose cargos que amenazan con mantenerla en la cárcel durante una buena temporada.

La docena de muertos del miércoles suben la factura a los 598, según la AAPP. Casi una cincuentena son niños. El Gobierno civil en la sombra, formado por parlamentarios depuestos y llamado Comité de Representantes de la Asamblea de la Unión, dice haber reunido 180.000 evidencias de abusos contra los derechos humanos que incluyen asesinatos, detenciones ilegales y torturas.

Los militares finiquitaron en febrero la senda democrática que había iniciado Myanmar una década atrás porque, a su juicio, hubo pucherazo en las elecciones del pasado año que dieron la mayoría absoluta al partido de Aung San Suu Kyi. La Junta se ha comprometido a convocar unas nuevas elecciones "justas y libres" el próximo año pero ni los birmanos ni los analistas son optimistas.