Un juzgado de Birmingham han condenado a los ocho miembros de la banda organizada que explotaba a una red de esclavos en los alrededores de la ciudad. Tras haber sido juzgados por varios delitos entre los que se incluyen blanqueo de capitales, tráfico de personas o conspiración para imponer trabajos forzados, las penas de los miembros de la banda han oscilado entre los once y los tres años de cárcel según su grado de implicación en el crímen y su propio rol dentro de la banda.

UNA NUEVA ESCLAVITUD

Esta organización, constituida por cinco hombres y tres mujeres, habían depurado su 'modus operandi' durante los meses que habían mantenido dicha red de explotación. En primer lugar, uno de ellos se dedicaba a buscar personas en exclusión social por las calles de Polonia, entre los que se incluían vagabundos, drogadictos y ex-convictos. Allí se les prometía una nueva oportunidad con mejores condiciones de vida en Reino Unido, hasta donde llegaban en autocares.

Una vez en territorio inglés, eran recluidos en pequeños apartamentos de las ciudades próximas al área metropolitana de Birmingham como Smethwick, Walsall o West Bromwich. Estos pisos consistían en habitaciones llenas de colchones viejos en los que se hacinaban hasta cuatro personas por habitáculo sin acceso a agua corriente.

Después de ser asentados, se les obligaba a trabajar en jornadas laborales desmedidas para centros de reciclaje, pequeñas granjas y fábricas de tratamiento cárnico de pavos. Tras una semana de trabajo sin prácticamente descanso, el salario que sus captores les daban era de apenas veinte libras, que les obligaban a ingresar en cuentas bancarias en las cuales ellos tuvieran el control absoluto. De esta manera, se ha calculado que podrían haber generado más de dos millones de libras en beneficios entre 2012 y 2017.

TRATO INHUMANO

Algunos prisioneros, de los cuales su edad oscila entre los 17 y los 60 años, han asegurado que cualquier objección era respondida con violencia y amenazas. Uno de ellos ha contado como le llevaron a cavar su propia tumba en un bosque. Otro ha explicado que tras un accidente laboral se negaron a llevarlo al hospital, por lo que la movilidad de su brazo ha quedado mermada de por vida. De hecho, uno de los cautivos murió mientras se encontraba en una de las casas, por lo que la banda se encargó de recoger sus pertenencias y documentos para que no pudiera ser relacionado con ellos.

Hasta ahora se han contabilizado 92 personas explotadas por la banda. No obstante, las fuerzas de seguridad estiman que el total llegue a las 350, si bien muchas de ellas no podrán ser confirmadas por que ya han abandonado el país o siguen aterradas y se niegan a declarar en contra de sus captores.