La última maniobra política de la Administración del republicano George Bush se le está volviendo en su contra y el aspirante a suceder al presidente de EEUU en la Casa Blanca, el demócrata John Kerry, no ha dejado pasar la oportunidad de aprovecharlo.

La maniobra fue colocar la seguridad nacional --hasta ahora punto fuerte de Bush-- en el centro del debate político estadounidense al hacer, el miércoles, una llamada de alerta sobre un posible ataque de Al Qaeda en el país. A poco más de cinco meses de las elecciones presidenciales, el objetivo era intentar revitalizar la imagen de un presidente que no deja de caer en las encuestas. Lo conseguido es un alud de críticas.

"Merecemos un presidente que no utilice la seguridad nacional para hacerse la foto", dijo Kerry. El senador, que denunció que las autoridades no han sido capaces de asegurar aún trenes y plantas químicas, ni de inspeccionar los contenedores que entran en el país, presentó ayer un plan para mejorar la seguridad nacional.

Uno de los puntos clave de este proyecto es aumentar el presupuesto de las agencias encargadas de la seguridad nacional. Otro, buscar alianzas internacionales para librar la denominada "guerra contra el terror".