Del unilateralismo a la reconstrucción de las alianzas internacionales. Ese es el cambio en la política exterior de Washington que promete dar el senador John Kerry si llega a la Casa Blanca en las elecciones de noviembre, un giro de 180 grados respecto a la línea diplomática de la Administración de George Bush que pretende reparar los efectos negativos de la guerra de Irak.

"Es momento de aparcar el orgullo y la tozudez. Debemos reconstruir las alianzas que se han destrozado, porque una América respetada en el mundo será una América más fuerte y más segura en casa .... Parte del mejor armamento que podemos dar a nuestras tropas son aliados para que combatan a su lado", proclamó el aspirante demócrata en su intervención radiada semanal, un discurso enmarcado en 11 días de campaña centrados en su programa de política exterior y de seguridad interior.

CONVERSACIONES CON COREA Ayer Kerry perfiló con más detalle ese programa diplomático en entrevistas con medios estadounidenses. Entre los puntos concretos entra la apuesta por emprender con Corea del Norte las conversaciones bilaterales sobre proliferación nuclear a las que se niega Bush, manteniendo al mismo tiempo las multilaterales.

Kerry también deja la puerta abierta --aunque con extrema cautela-- a la posibilidad de conversar con Irán, país con el que Washington no tiene relaciones desde 1979. Y propone convertir a China en el "socio principal" en el esfuerzo antiproliferación nuclear, alimentando una relación que reconozca su "increíble poder económico e influencia".

Por otra parte, ayer The New York Times dio a conocer un informe del Ejército de EEUU realizado en noviembre en el que se reconoce que cientos de prisioneros iraquís fueron mantenidos en Abú Graib por periodos prolongados pese a la falta de pruebas de que supusieran una amenaza para la seguridad. El informe reconoce que se violaron así las normas del propio Pentágono y las convenciones de Ginebra.

Ese mismo diario repitió su mea culpa sobre la información errónea que ofreció a sus lectores en cuanto a las supuestas armas de destrucción masiva de Sadam Husein, a través de una tribuna del Defensor del Lector, Daniel Okrent, quien formuló una severísima autocrítica. Dicha cobertura informativa fue "crédula, y gran parte fue sobrevalorada al situarla en portada, inapropiadamente y con titulares sensacionalistas", según Okrent, quien cita varios casos de manipulación.