La amenaza de un Kurdistán rebelde e insurrecto ha vuelto a agudizarse con la aprobación de la resolución de la ONU sobre Irak. Tanto Washington como Bagdad están pendientes del alcance de la carta que los dos principales líderes políticos kurdos hicieron llegar el martes al presidente George Bush, en la que advierten de que retirarán a todos sus representantes en el nuevo Gobierno iraquí si la ONU no reconoce la autonomía de las tres provincias kurdas en un Estado federal iraquí. "Los kurdos no aceptarán ser ciudadanos de segunda en Irak", reza el mensaje, firmado por Masud Barzani y Jajal Talabani.

La carta no menciona la palabra "secesión", pero plantea claramente esa posibilidad. Los líderes del Partido Democrático del Kurdistán (PDK) y de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) amenazan además con boicotear las elecciones generales previstas para enero del 2005. Los representantes kurdos en el nuevo Gobierno iraquí secundaron ayer a sus jefes y dijeron que obedecerán si reciben la orden de dimitir.

DEMOCRACIA USURPADA La decepción de los kurdos deriva de la negativa de la ONU a incluir en su resolución la Constitución provisional aprobada en marzo, que les otorga el derecho de veto sobre la Constitución permanente y consagra a Irak como un Estado federal. "Hemos perdido todos los avances hechos el año pasado --se lamentó Nasrin Barwari, ministra de Obras Públicas--. Ahora vemos cómo la democracia nos puede ser usurpada", agregó.

Por otro lado, la tregua en la conflictiva localidad de Faluya ha durado poco más de un mes. Los insurgentes dispararon ayer con morteros contra una base de la fuerzas de seguridad iraquís y causaron al menos 12 muertos y 10 heridos.