El presidente de Cuba, Raúl Castro, clausuró anoche la segunda cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), tras entregar la presidencia temporal del organismo a la mandataria de Costa Rica, Laura Chinchilla. El anfitrión destacó que los gobernantes de los 33 países (todos los de América salvo Estados Unidos y Canadá) reunidos durante dos días en La Habana reafirmaron su "convicción profunda de que la unidad en la diversidad y la integración latinoamericana y caribeña constituyen la única alternativa viable para la región".

El éxito de la cumbre de La Habana, la asistencia de 31 presidentes y el ambiente amigable, se ha traducido en medios diplomáticos como una "pérdida de influencia, tanto de EEUU como de España, en Latinoamérica". Junto a la "vigencia de acervos históricos", la Declaración de La Habana aprobada anoche ratifica la "voluntad irrevocable de fortalecer este espacio de diálogo político efectivo" y "avanzar en el proceso de integración de la región", con lo que --según esos medios-- la Celac se distancia de otros organismos que engloban a dichos países.

No obstante, el único consenso abrumador fue para declarar a América Latina y el Caribe "zona de paz": los 33 países del bloque se comprometieron a renunciar al uso de la fuerza para dirimir las disputas con sus vecinos. Y sobre el tema central del encuentro, la erradicación de la desigualdad y la pobreza, los reunidos tiraron pelotas fuera y reafirmaron, como señaló Castro, que "es imprescindible cambiar el actual orden económico mundial, fomentar la solidaridad y la cooperación y exigir el cumplimiento de las obligaciones contraídas de ayuda al desarrollo".

Búsqueda de proyectos concretos

El "fortalecimiento de la Celac como foro y actor político" se plantea como "prioridad" dentro de una Declaración de La Habana con más de 80 acuerdos, entre ellos ratificar el apoyo al reclamo argentino de las islas Malvinas, o rechazar el embargo de EEUU contra Cuba y que la isla figure en la lista negra de Washington como país que apoya el terrorismo. Un visiblemente satisfecho Raúl Castro resaltó que "se alcanzaron importantes acuerdos sobre las reglas y normas para garantizar que la cooperación intra y extraregional redunde en beneficios tangibles de esta comunidad".

Los jefes de Estado que intervinieron durante la sesión plenaria de ayer plantearon sobre todo la necesidad de trasladar la "voluntad de integración" a proyectos y hechos concretos. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, señaló que tras acumular "un patrimonio fundamental y común; ahora se trata de pasar de la idea a la acción" y avanzar hacia "una poderosa zona económica de desarrollo complementario, compartido, financiero, industrial y tecnológico". El presidente de Chile, Sebastián Piñera, añadió que la integración debe abarcar también "la energía, la cultura, la educación y la sociedad en su conjunto".

El presidente boliviano, Evo Morales, pidió concretar mecanismos de cooperación, como "un fondo para hacer frente a emergencias naturales", mientras que el uruguayo, José Mujica, llamó a consolidar la integración latinoamericana y lamentó que llegue tarde y tras haber "tomado todos los defectos de los más desarrollados". El presidente de Ecuador, Rafael Correa, resaltó: "La integración latinoamericana avanza firme y eso es una buena noticia".

Al entregar la presidencia rotativa a Laura Chinchilla, Raúl Castro recalcó que "Cuba seguirá trabajando arduamente para dar continuidad al proceso de consolidación de la Celac". El cuarteto --antes 'troika'-- que dirige este organismo latinoamericano queda integrado este año por Costa Rica, Cuba, Ecuador y San Vicente y las Granadinas.