El terrorismo islamista se encuentra en buena forma. Según el balance anual del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), presentado ayer en Londres, Al Qaeda cuenta con más de 18.000 miembros preparados para atacar, y la guerra en Irak ha servido para acelerar la adhesión de musulmanes a las filas de la red terrorista de Osama bin Laden. Según el informe, a pesar de que unos 2.000 miembros de la organización y la mitad de sus 30 líderes han sido asesinados o capturados, la situación económica de Al Qaeda se encuentra en buen estado y el poder de su principal líder, Osama bin Laden, es mayor que nunca. El estudio añade, además, que esta organización terrorista planea volver a atentar en EEUU y en Europa, y sigue barajando la posibilidad de utilizar armas de destrucción masiva para llevar a cabo algún ataque de gran envergadura.

Mientras tanto, señala el IISS, los fines de la red se centran en realizar ataques, a menor escala, contra objetivos estadounidenses, europeos e israelís, y en ayudar a la insurgencia iraquí. En este país se calcula que hay cerca de 1.000 miembros de la red de Al Qaeda.

Según el prestigioso instituto, si fracasa el nuevo Gobierno iraquí la situación se convertirá en una pesadilla estratégica para EEUU y Occidente.