Luis Marco Aguiriano conoce a fondo Europa. Lleva trabajando en las instituciones europeas desde el mismo año del ingreso de España, en 1986. Desde el pasado verano, es el secretario de Estado para la UE del Gobierno de Pedro Sánchez.

-A las puertas de la salida del Reino Unido¿es este el peor momento de Europa?

-Creo que ha sido peor la crisis economómica que ha durado 10 años y en la que se ha puesto en peligro incluso la supervivencia del euro. La generación actual, que viaja sin cambiar moneda, no se da cuenta pero los que hemos vivido la época anterior estamos muy impresionados de cómo ha funcionado esto y de cómo pese a los ataques contra el euro no han conseguido cargárselo.

-Pero por primera vez se va un estado miembro…¿no es un fracaso del proyecto europeo?

-La salida de un estado miembro combinada con la política de Trump de aislacionismo creciente, con un ataque al multilateralismo, con la política expansionista de Putin y con el papel creciente de un gigante económico como China… ha reforzado y cohesionado a Europa.

-Europa se cohesiona y se refuerza pero a la vez crece un movimiento antieuropeo y el 'brexit'… ¿no abre la puerta a futuros abandonos? ¿Quizá Italia?

-El nacimiento y crecimiento de las fuerzas extremistas tanto a la derecha como a la izquierda empezaron antes de este fenómeno de reforzamiento y cohesión de Europa. Y sobre nuevas salidas de la UE, nunca se puede excluir nada pero históricamente ha sido interminable la lista de los que querían entrar en la Unión Europea y ha sido inexistente o muy corta la lista de los que se planteaban salir. Italia no va a salir, ni quiere. Italia está echando un pulso a la Comisión con sus medidas económicas y su plan presupuestario.

-Puesto que el Gobierno español tiene la última palabra sobre Gibraltar. ¿Va a ser este el escollo en el tramo final de las negociaciones del 'brexit'?

-Esperamos que no y hemos hecho todo lo que está en nuestras manos para que no lo sea. La semana pasada, después de ocho rondas de negociaciones, se llegó al 95% de un acuerdo sobre un protocolo que será incluido en el acuerdo de retirada, es decir que se convertirá en derecho primario de la Unión y que tendrá el mismo valor jurídico que un tratado y que obligará a las partes a negociar y cerrar capítulos de negociación muy importantes de cara a la relación futura con el Reino Unido y Gibraltar.

-¿España estaría dispuesta a usar el derecho a veto si el acuerdo sobre Gibraltar no fuera satisfactorio?

-Siempre hay que plantearse todas las posibilidades y escenarios, pero ese es el escenario último y estamos muy lejos de eso.

-Lejos pero el calendario corre. El acuerdo del 'brexit' se ha de cerrar en noviembre porque lo han de ratificar los parlamentos nacionales.

- El calendario es complicado pero los calendarios complicados en la Unión Europea ha habido miles. España ha dado el visto bueno al acuerdo al más alto nivel funcionarial después de ocho rondas negociadoras y a nivel político, también. Falta la señal política británica que tarda en llegar. La posición de España está clarísima, está por escrito desde hace mucho tiempo y la pelota está en el campo de los británicos. Ellos verán.

-¿Como ha dañado a la UE imagen de la UE la mala gestión de la crisis migratoria?

-Hubo crisis migratoria candente en el 2016, importante, magnificada en sus cifras por el gesto de Alemania de recibir a un millón de inmigrantes o refugiados, gesto que hay que saludar pero también relativizar porqueAlemania necesita mano de obra por el envejecimiento de su población. En el 2018 hay la mitad de llegadas a territorio europeo que en el 2017, en que ya hubo la mitad de llegadas que en el 2016. No hay ahora crisis migratoria. Estamos en cifras medias muy similares a los años anteriores del 2016. Otra cosa es que este es un fenómeno que no se va a acabar ni mañana ni pasado y es mejor organizarlo. Hay una idea del Gobierno español que se está detallando, que es por ejemplo que por cada inmigrante económico ilegal que llegue a España se devuelva al país de origen a cambio de un migrante legal que se formaría aquí pero no para integrarse en nuestro mercado laboral sino para volver a su país y poder contribuir con conocimientos aumentados al desarrollo socieconómico. Es una idea española que está comentada de manera informal con otros socios.

-¿Falta liderazgo en Europa?

-Bueno yo he vivido 32 en medio de la Unión Europea y francamente y con todos los respetos hacia nuestros gobernantes europeos, Kohl, Mitterrand, Delors, Thatcher, Lubbers, Andreotti y otros, con todos sus defectos, tenían la virtud de ser grandes líderes pero por un motivo: tenían la memoria histórica de lo que sus países pasaron y sufrieron a lo largo de la historia reciente de Europa. Ahora, Merkel es una líder pero es una líder gestionaria, no es una líder con visión histórica o grandes proyectos. El presidente Macron ha desmostrado una capacidad de propuestas y visión futura y credibilidad y respeto por parte de sus socios. Ahora está en horas bajas a nivel interno pero evidentemente es un referente a nivel europeo. Y tengo que decir que la llegada de Pedro Sánchez al sanedrín de los líderes europeos ha sido muy bien acogida. Hay una demanda de España en el centro de la construcción europea, donde estuvo en los 10 o 15 primeros años de ingreso en la UE y dejó de estarlo lamentablemente en los 15 años siguientes.

-¿Eso debería corresponderse con un mayor peso de España en las instituciones europeas?

-Sí. España ha perdido peso en instituciones europeas en los últimos años. Merece tener más peso y ayer mismo hubo una reunión a nivel de todos los ministerios interesados para hacer un balance de que españoles hay y donde y quienes pueden ser apoyados y promovidos en instituciones y embajadas de la Unión Europea. Hay un documento estratégico en preparación que será sometido al ministro y luego al presidente del Gobierno para dar instrucciones y recomendaciones a las diferentes instancias decisorias de nombramientos.