“Voy a atender la voluntad de ellos”, ha anunciado Luiz Inacio Lula da Silva antes de cumplir la orden de arresto dictada por el juez Sérgio Moro. Iré con la cabeza erguida y saldré (de la prisión) con el pecho en alto”, ha dicho ante la multitud que ha escuchado su último discurso en libertad.

Durante su encendida intervención ha defendido su inocencia y ha dicho que la elite de ese país no le perdona haber gobernando con la mirada puesta en los más humildes. “Lula guerrero del pueblo brasileño” y “Yo soy Lula”, ha gritado la multitud que se ha montado guardia al sindicato de obreros metalúrgicos en la periferia de Sao Paulo, donde Lula permanecía acuartelado desde el pasado jueves.

El expresidente de Brasil entre 2003 y 2010 y favorito en los comicios previstos para el próximo 7 de octubre tenía plazo hasta las 17 horas del viernes para presentarse ante la policía Curitiba, en el estado sureño de Paraná, como paso previo a su entrada a la cárcel. Pero Lula decidió en cierto sentido intentar volver a sus orígenes de líder del movimiento obrero y dilató el acatamiento de la orden de Moro para convertir esa demora en un acto político.

NI UNA SOLA PRUEBA

Lula fue sentenciado en dos instancias a 12 años de prisión por haber aceptado como soborno de una constructora un departamento en el balneario paulista de Guarujá . Durante el juicio no se presentó ni una sola prueba incriminatoria. El expresidente nunca ocupó ese inmueble. Ni siquiera lo conoció. A los magistrados les bastó sin embargo con tener la “convicción” de que el delito existió.

El pasado miércoles, el Supremo Tribunal Federal (STF) rechazó los habeas corpus que le habrían permitido al fundador del Partido de los Trabajadores (PT) proseguir su campaña proselitista hasta que concluya el juicio en su contra. “El golpe va a concluir cuando Lula pueda ser candidato. Ellos no quieren que participe, no quieren un Lula de vuelta porque en la cabeza de ellos un pobre no puede tener derechos”, dijo el exmandaario.

“Quieren la fotografía de Lula preso. Puedo imaginar las portadas del diario 'Globo' y (la revista) 'Veja' colocando esa imagen. Ellos decretaron mi prisión. Pero el problema de este país no es Lula es la conciencia del pueblo. Hay millones de Lulas que caminarán por mí. Tienen que saber que la muerte de un combatiente no para la revolución”.