El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó su indignación por el nombramiento como ministro de Justicia de Sergio Moro, quien es el juez que lo condenó y encarceló por corrupción. El presidente está indignado, informó la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, tras visitarlo en la cárcel de Curitiba, donde Lula da Silva está encarcelado desde el 7 de abril.

Dicho nombramiento confirma lo que ya vimos desde el inicio: (Lula) es víctima de un juicio eminentemente político, agregó Hoffmann, quien calificó el caso como un escándalo mundial. La lideresa del PT aseveró que Lula da Silva fue apresado para que no fuera candidato y facilitar la llegada de Jair Bolsonaro a la Presidencia".

Operación Lava Jato

Quisiéramos saber desde cuándo la articulación de Bolsonaro y Moro existe, dijo tras citar las palabras del vicepresidente electo de Brasil, el general Hamilton Mourao. El militar reveló que la invitación a Moro fue hecha antes de la primera vuelta de las elecciones y en plena campaña, lo que pone en tela de juicio sus decisiones contra el PT como magistrado.

Hoffmann también dijo que los abogados de Lula da Silva están estudiando medidas y podrían pedir la nulidad del juicio que lo condenó por corrupción y lavado de dinero por recibir un apartamento de tres plantas en el litoral de Sao Paulo a cambio, supuestamente, de favores políticos a una constructora.

Sergio Moro, quien condenó a Lula da Silva y lideró la Operación Lava Jato desde 2014, aceptó la propuesta del presidente electo, Bolsonaro, de nombrarle su ministro de Justicia y de Seguridad Pública, y dijo que dejará sus funciones como magistrado de inmediato.

Lucha contra la corrupción

La decisión de uno de los magistrados más célebres de Brasil por su lucha contra la corrupción, supone una victoria para el Ejecutivo de Bolsonaro, quien apunta a que el combate a la corrupción, que es uno de los reclamos más fuertes de la sociedad, sea una de sus prioridades.

Sin embargo, la decisión de Moro pone en cuestión la imparcialidad de un juez que ya era acusado de haber acelerado el juicio a Lula da Silva, y según sus abogados, le condenó sin pruebas para dejarle fuera de la carrera presidencial cuando el exsindicalista lideraba las encuestas de intención de voto con el 40 por ciento.