El Tribunal Supremo israelí autorizó ayer la reanudación de las obras de construcción del muro de separación entre Israel y los territorios ocupados en varios puntos en conflicto situados cerca de Jerusalén y en los que los residentes habían recurrido al poder judicial. Los tres jueces del Supremo decidieron el miércoles por la noche, tras cinco horas de debate, desestimar nueve recursos de apelación para que cesara la construcción de la barrera.

Según el fallo, el Ministerio de Defensa podrá reanudar las obras en los lugares afectados por la decisión judicial el domingo, al inicio de la semana laboral en Israel.

PLAZO DE NUEVE DIAS En el recurso presentado por los residentes de la ciudad israelí de Mevaseret y los habitantes de la aldea palestina de Bet Surik, el Supremo optó por una solución intermedia, y propone a los que presentaron el recurso que decidan en el plazo de nueve días por dónde quieren que pase el muro. El Estado contará con otros cuatro días para estudiar el trazado.

Según informó la radio de Israel, Moshé Kaplinski, comandante de la zona militar central, también estudia el trazado del muro para evitar "perjuicios a la población palestina". El próximo día 16 de abril, el Tribunal Supremo israelí estudiará las demás interpelaciones.

Tras el asesinato del líder espiritual del movimiento radical Hamás, el jeque Ahmed Yasín, Israel ha impuesto nuevas restricciones al tránsito de personas y mercancías. La agencia de la ONU dedicada a socorrer a los refugiados palestinos (UNRWA) anunció ayer la suspensión de la distribución de alimentos en Gaza debido a esas restricciones.

El primer ministro israelí, Ariel Sharon, decidió jugarse su porvenir político al pedir en un referendo el parecer de las bases de su partido político, el Likud, acerca de su plan de separación con los palestinos, una consulta política sin precedentes en Israel. Según coincidieron los analistas, si las bases del partido rechazan el plan, su posición al frente del Gobierno será insostenible.

El primer ministro israelí no tenía otra opción que dirigirse a la base, ya que la oposición era demasiado fuerte en la dirección política del Likud. El plan pone en entredicho los dogmas de esta formación conservadora, ya que prevé una retirada unilateral y sin contraprestaciones de la franja de Gaza y el desmantelamiento de colonias aisladas en Cisjordania.