Emmanuel Macron pedirá a los franceses algo más de sangre, sudor y lágrimas para superar la crisis sanitaria provocada por la epidemia de coronavirus y anunciará la prolongación del confinamiento, probablemente más allá del 10 de mayo. El presidente francés volverá a dirigirse esta noche a la opinión pública minutos después de los aplausos que cada día agradecen la labor del personal sanitario y los trabajadores esenciales a las 20 horas.

Para preparar su intervención, prevista inicialmente el pasado viernes, Macron ha multiplicado en los últimos días sus consultas con líderes extranjeros, homólogos europeos, científicos, agentes sociales y responsables políticos. También tenía previsto hablar con sus dos predecesores en el Elíseo, François Hollande y Nicolas Sarkozy.

El covid-19 sigue avanzando en Francia, donde han muerto 14.393 personas desde el 1 de marzo y hay 95.403 casos positivos, de ellos 37.188 en residencias de ancianos. Los ingresados son 31.826 y en las ucis hay 6.845 pacientes.

NO BAJAR LA GUARDIA

El país lleva cuatro días registrando un ligero descenso de entradas en cuidados intensivos, pero la presión sigue siendo alta en los hospitales y por eso las autoridades sanitarias ya no hablan de pico sino de "meseta" de la curva epidémica y exigen no bajar la guardia.

La situación en China se escruta atentamente porque, después de dos meses de cuarentena, los casos importados de infección por covid-19 se acercan al centenar y en ausencia de una vacuna la segunda ola epidémica puede ser devastadora.

El pasado viernes el director general de la OMS advirtió seriamente de que levantar las restricciones demasiado rápido podría conllevar una reaparición mortal de la pandemia y el consejo científico que asesora al Gobierno francés recomienda ir más allá de las seis semanas inicialmente previstas.

Como el buen tiempo y las fiestas de Pascua han sacado a la calle a muchos más franceses de los que sería deseable, el Elíseo pretende prolongar el confinamiento en mayo, un mes con muchas celebraciones en el calendario, empezando por la manifestación del Primero de Mayo.

ESTRATEGIA DE SALIDA

El Ejecutivo teme que levantar de manera precipitada las restricciones al movimiento provoque una segunda ola epidémica, por lo que incluso cuando se ponga fin al aislamiento generalizado de la población se vetarán actividades culturales, deportivas o religiosas que reúnan en un mismo espacio a mucha gente.

Un estudio del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica (Inserm) alerta de que levantar el confinamiento sin haber preparado una estrategia de salida conllevaría una nueva oleada de infecciones que colapsaría los hospitales de la región parisina. Se espera que Macron detalle esta noche sus planes para esta fase.

Los investigadores del Instituto creen que sólo podrán relajarse las medidas con una búsqueda intensiva de los portadores del virus, haciendo test y aislando a los positivos.

La institución cita entre las primeras medidas de desescalada, el regreso al trabajo de determinados trabajadores y una reanudación progresiva de algunas actividades, manteniendo los colegios cerrados y el confinamiento de los grupos de riesgo.

Los franceses, que no tienen gran confianza en la gestión de la crisis que está haciendo el Gobierno solo el 38% lo hace, según un sondeo de Ifop para Le Journal de Dimanche- van a tener que armarse de paciencia. La vida normal, o la nueva normalidad de la que hablan quienes esbozan el mundo post-confinamiento, parece que no será una realidad antes de septiembre.