La seguridad, la identidad y el separatismo. En torno a estos tres ejes, Emmanuel Macron construyó su discurso dedicado al 150 aniversario de la proclamación de la III República por Léon Gambetta. Bajo la cúpula del Panteón, mausoleo de las figuras más representativas de Francia, Macron describió una República "frágil y precaria" cuya "protección" sería indispensable.

Coincidiendo con la semana de la apertura del juicio de los atentados contra 'Charlie Hebdo', un suceso que golpeó un principio republicano esencial: la libertad de expresión; el presidente francés aseguró que "nunca habrá lugar para aquellos que, a menudo en nombre de un Dios intentan imponer la ley de un grupo. No, la República, por su carácter indivisible, no admite ninguna aventura separatista".

EL DERECHO A HACER REÍR Y LA LIBERTAD DE BURLARSE

Erigiéndose como pilar central de su proyecto republicano, Macron anunció la creación de "un proyecto de ley contra los separatismos" que debería ver la luz el próximo otoño.

Frente a las voces críticas que estiman que la libertad de expresión y el derecho a la blasfemia no han hecho más que retroceder en los últimos años, Macron reivindicó el régimen francés, "el único en el mundo -según sus propias palabras- que garantiza la libertad de creer o no creer". "Ser francés es defender el derecho a hacer reír, la libertad de burlarse, de caricaturizar", insistió haciendo referencia directa al semanario satírico.

Ante la petición de múltiples organizaciones antirracistas de retirar las estatuas que exaltan el pasado colonial francés, el jefe de Estado fue conciso: "Elegimos a Francia, no elegimos una parte de su historia".