El Parlamento Europeo logró en el 2014 imponer su sistema de spitzenkandidaten, que implica que los cabezas de lista de las familias políticas en las elecciones europeas son automáticamente candidatos a presidir la Comisión Europea, aunque solo voten por ellos los ciudadanos de su país de origen. Cinco años después, el empeño del presidente francés, Emmanuel Macron, por enterrar un procedimiento que, según entiende, resta poder a los gobiernos en favor de la Eurocámara ha llevado a los líderes europeos a bloquear el paso a los tres candidatos oficiales que competían por el apreciado puesto.

Ha sido durante la cumbre europea celebrada el jueves y ayer en Bruselas, en el primer intento (fallido) por pactar el nombre de los nuevos altos cargos que gobernarán la UE. La reunión terminó sin acuerdo. Ninguno de los tres candidatos oficiales a la Comisión -el alemán Manfred Weber por el PPE, el holandés Frans Timmermans por los socialistas y la danesa Margrethe Vestager por los liberales- lograron sumar apoyos suficientes (ni en el Consejo ni en el Parlamento) y los líderes europeos empezarán a renegociar esta semana desde cero, con nuevos nombres sobre la mesa.

«Hemos constatado la imposibilidad de que los tres puedan ejercer la presidencia de la Comisión», resumió Macron al término del Consejo Europeo. «El presidente Donald Tusk ha establecido al principio de la discusión que no había mayoría clara, con una minoría de bloqueo sobre los candidatos del sistema spitzenkandidaten, lo que significa que este sistema no ha sido retenido. Tendrán que emerger nuevos nombres», añadió sobre la candidatura a la presidencia de la Comisión, uno de los puestos en juego junto con la presidencia del Consejo Europeo, el alto representante, el BCE y el Parlamento Europeo.

La Eurocámara ve en este sistema una forma de dar legitimidad democrática a la elección de presidente del Ejecutivo comunitario. Macron rebate la mayor e insiste en que solo tiene sentido si está avalado por listas transnacionales europeas que permitan a los candidatos presentarse en toda Europa porque no es aceptable imponer dinámicas partidistas. «Si Manfred Weber se hubiera presentado delante del pueblo europeo, ningún problema. Pero se presentó como cabeza de una lista en Alemania», sostiene sobre el candidato del partido vencedor de las elecciones.

Pese al bloqueo a su candidato, Angela Merkel aseguró aceptar el análisis de Tusk y la decisión de Francia. «Ninguno tiene mayoría y no creo que podamos cambiarlo», pero «no quiero tomar ninguna decisión contra Francia y no creo que Francia quiera tomar ninguna decisión contra Alemania así que en algún momento tendremos que llegar a una solución», indicó. La misma resignación que exhibió el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ante la situación de Timmermans. «Tenemos que volver a empezar y ver qué distintas opciones podemos contemplar».

Los socialdemócratas europeos no renuncian a la presidencia de la Comisión, pero ya no descartan que sea una opción. «Nos habría encantado que hubiera sido Timmermans pero, si finalmente no es el caso, pues es evidente que sí puede haber un presidente de la Comisión del Partido Popular», admitió Sánchez.

«Holanda tomará una posición cuando emerja el consenso y todavía no estamos ahí. Solo hay una cosa que vamos a mirar: calidad, calidad y calidad, no la afiliación política», insistió el primer ministro holandés, Mark Rutte, que se posicionó en clara sintonía con Macron. «No lucho por una nacionalidad. Hay que perseguir el criterio de competencia y calidad. Quiero a los mejores en la mesa», avisó.

Los teléfonos volverán esta semana a echar humo. El objetivo es cerrar un acuerdo en una nueva cumbre extraordinaria convocada el 30 de junio a las seis de la tarde, en vísperas de la constitución del Parlamento Europeo y un día después de una cumbre del G20 en Japón que trasladará la negociación a Osaka, adonde acudirán media docena de dirigentes europeos, entre ellos, Sánchez, Macron y Rutte.

También estará Merkel, que una vez más se ha autoexcluido de las quinielas. «Mi respuesta sigue siendo no. Me lo preguntan todo el rato y me entristece un poco constatar que no se tiene en cuenta lo que he dicho en varias ocasiones. La gente tiene que respetar lo que he dicho», insistió.