Emmanuel Macron ha ganado la primera manga a los sindicatos en la batalla por la polémica reforma de la SNCF (el equivalente a la Renfe en Francia) con la que pretende abrir el sector a la competencia y poner fin al estatuto de los ferroviarios -una ventajosa modalidad de contratación- en el 2020.

El Senado ha aprobado este martes el texto en primera lectura con 240 votos a favor y 85 en contra tras haber introducido algunas modificaciones para satisfacer las demandas de los sindicatos reformistas. Entre ellas, la de impedir la cesión del capital público de la empresa estatal o permitir que los trabajadores transferidos a la competencia conserven sus actuales condiciones salariales.

Una comisión mixta paritaria de diputados y senadores deberá ahora consensuar el proyecto definitivo, que será votado en la Asamblea Nacional a mediados de junio.

MOVILIZACIÓN SINDICAL

La futura ley ha superado por lo tanto una etapa decisiva, pero los sindicatos mantienen la movilización a pesar de que su estrategia ha sido ineficaz para doblegar la voluntad del Ejecutivo. Los usuarios se han acostumbrado como han podido a una huelga intermitente que se inició en abril y que le ha costado a la SNCF 400 millones de euros.

El camino de una reforma altamente simbólica para apuntalar la voluntad de transformación con la que el presidente francés llegó hace un año al Elíseo, comenzó a despejarse tras el compromiso que el Gobierno anunció el pasado 25 de mayo de asumir 35.000 millones de deuda de los 55.000 que lastran el sector desde hace décadas.