La pandemia del covid-19, el plan europeo de estímulo económico post-coronavirus, el 'brexit', la tensión entre Grecia y Turquía, la crisis libanesa, el golpe de Estado en Mali, las protestas en Bielorrusia Con esta cargada agenda Emmanuel Macron y Angela Merkel se dieron cita este jueves en el fuerte de Brégançon para preparar la vuelta al trabajo tras el parón estival.

Invitada de honor, la cancillera alemana se suma a la lista de mandatarios recibidos por el presidente francés en su residencia veraniega. En el 2019, en la antesala de un G-7 sin Rusia, fue Vladimir Putin quien aterrizó en el fuerte; un año antes, en pleno estancamiento de las negociaciones del 'brexit', fue Theresa May quien protagonizó el encuentro estival. La invitación de Merkel -toda una primicia pues la última visita de un dirigente alemán a la idílica villa con vistas al mar Mediterráneo se remonta a 1985-, prueba el acercamiento entre los dos líderes europeos y la urgencia de reforzar el frente franco-alemán ante los múltiples desafíos económicos, geopolíticos, sociales y sanitarios que planean sobre Europa.

El buen entendimiento entre ambos líderes se hizo patente el pasado mes de julio en Bruselas. El eje franco-alemán batalló durante cinco largos días para sacar adelante la creación de un fondo de recuperación de 750.000 millones de euros destinado a reactivar la economía europea y socorrer a los países más perjudicados por la pandemia. La firme posición de Francia y Alemania acabó imponiéndose en detrimento de Holanda, Dinamarca, Suecia, Austria y Finlandia, que apostaban por un fondo de menor calibre. Este histórico acuerdo deberá ser aprobado por los diferentes parlamentos nacionales y también por el Parlamento Europeo, un requisito que Macron espera alcanzar antes del próximo diciembre, cuando expirará la presidencia alemana del Consejo de la UE.

MEDIACIÓN EUROPEA INCLUYENDO A RUSIA

Este acercamiento se traduce hoy en una postura común en casi todos los frentes abiertos a nivel internacional. En lo que respecta a Bielorrusia, ambos mandatarios apuestan por una mediación europea entre los diferentes actores de la crisis. “Un diálogo entre las autoridades, la oposición y la sociedad civil es indispensable […] La Unión Europea está dispuesta a acompañar [este diálogo], si nuestra función de mediación puede ser útil y es deseada por los bielorrusos, junto a otras instituciones, como la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), e incluyendo a Rusia”, explicó Macron durante la rueda de prensa acompañado de su homóloga alemana.

Rusia no sólo estuvo presente en el dosier bielorruso, tras el ingreso en estado grave del opositor ruso Alexéi Navalni por un posible envenenamiento este mismo jueves. Macron aseguró estar dispuesto a ofrecerle asilo en Francia si fuese necesario. Un gesto de solidaridad reforzado por su homóloga alemana quien ofreció a Navalni toda la ayuda que desee.

El único punto de fricción entre ambos mandatarios concierne a la escalada de la tensión entre Turquía y Grecia, un desencuentro cuyo origen no es otro que la intención de dichos países de crear en el Mediterráneo sus propias zonas de exclusión económica. Podemos apoyar a los socios europeos, podemos enviar barcos a la zona, pero nosotros también estamos comprometidos con la reanudación del diálogo entre Grecia y Turquía, lanzó la cancillera alemana haciendo referencia al despliegue de refuerzos militares por parte de Francia para apoyar a su socio griego hace tan solo una semana.