Más que en su breve declaración ante la prensa, el mensaje que Emmanuel Macron y Angela Merkel lanzaron este viernes en las escalinatas del Palacio de Pharo de Marsella estaba en haber elegido esta ciudad mediterránea para preparar la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que el 20 de septiembre abordará en Salzburgo el espinoso tema de la gestión migratoria.

Marsella fue capital europea de la Cultura en 2013 y en sus muelles fondea cuando termina sus misiones el barco de SOS Méditerranée ‘Aquarius’, convertido en símbolo de la crisis que ha abierto el rechazo de numerosos países europeos a acoger inmigrantes.

"Vamos a preparar una agenda común y los grandes desafíos del momento que son, evidentemente, los temas migratorios que esta ciudad conoce bien, como todo el Mediterráneo que está en el corazón de nuestra política europea, de la que queremos hacer una oportunidad y no un temor", ha dicho el presidente francés al recibir a su invitada.

Las elecciones europeas

La cancillera, para quien el asunto migratorio es un quebradero de cabeza interno que le enfrenta asiduamente a su ministro del Interior, Horst Seehofer, se limitó a decir que Francia y Alemania "tienen un enfoque común". Entre los asuntos que debían abordarse en el encuentro de este viernes figuraba el reto de las elecciones para renovar el Parlamento Europeo en mayo del 2019.

La cita es clave para los dos dirigentes, que comparten el mismo discurso europeísta frente al avance del populismo. Sin embargo, el margen de maniobra es diferente.

Macron ha asumido el liderazgo del campo progresista para hacer frente a la alianza xenófoba del ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, y el primer ministro húngaro Viktor Orban.

Merkel, en cambio, tiene más difícil enfrentarse directamente a Orban, cuya formación, Fidesz, está integrada en el Partido Popular Europeo (PPE) igual que la Unión Demócrata Cristiana (CDU), un partido dividido sobre la estrategia a seguir ante el avance de la ultraderecha en Alemania.

“No se puede estar a la vez con Merkel y con Orban” dijo Macron este jueves en Luxemburgo, donde culminó una gira de capitales que le ha permitido verse con siete líderes europeos en los últimos meses. Su intención es atraerles a su proyecto de fraguar un arco progresista que detenga el discurso nacionalista que se abre paso al calor del rechazo al inmigrante.

Poder en la Eurocámara

En el fondo, Macron busca dinamitar, como hizo ‘La Republique en Marche’ en Francia (LREM) hace un año el actual equilibro de poder en la Cámara de Estrasburgo donde el PPE es el grupo mayoritario. El presidente francés sueña con una escisión del PPE pero los astros no parecen estar tan alineados ahora como cuando le auparon al Elíseo.

Su estilo autoritario a la hora de ejercer el poder, el escándalo de su jefe de seguridad y la dimisión del Ministro de Ecología han erosionado su popularidad y la lista de LREM, pese a seguir encabezando las intenciones de voto con un 20%, pierde dos puntos en dos meses.

El partido de la ultraderechista Marine Le Pen lograría el 17% de los votos y la candidatura que más avanza es la del líder de la Francia Insumisa, Jean Luc Mélenchon, que este viernes fue invitado por Macron a participar en la reunión con la cancillera alemana en Marsella.