El nuevo presidente Emmanuel Macron ha nombrado este lunes primer ministro a Édouard Philippe, alcalde de la ciudad portuaria de Le Havre y miembro del ala moderada de la derecha francesa. Macron intenta atraer con este nombramiento a la corriente de Los Republicanos afín al ex primer ministro Alain Juppé, a la que pertenece Philippe. Macron, que el domingo asumió el cargo de presidente, coloca con Philippe la primera pieza del nuevo gobierno. El martes se anunciará el gabinete, que debe estar formado por 15 ministros.

Philippe, de 46 años, es diplomado en Sciences Po y en la prestigiosa Escuela Nacional de Administración (ENA) donde se forman los altos funcionarios franceses. Durante las primarias de la derecha fue portavoz del moderado alcalde de Burdeos, Alain Juppé, que en los últimos días se ha esforzado en desmentir los rumores que le situaban a él al frente del nuevo Ejecutivo.

SEÑAL DE RUPTURA

Con la elección de Philippe, Macron envia una fuerte señal de apertura. Rompe además el esquema de la tradicional división entre izquierda y derecha, en línea con el ideario que ha impulsado con la creación de su movimiento transversal En Marcha!.

Desde su victoria en las urnas, el pasado 7 de mayo, Macron ha provocado un auténtico ‘big-bang’ en el universo político francés. Ha puesto fin a la alternancia en el poder de las formaciones tradicionales. Ha dinamitado al Partido Socialista atrayendo al sector reformista del partido y puede provocar la implosión de Los Republicanos si logra seducir a sus miembros más centristas.

Estos últimos ven con buenos ojos el liberalismo económico del nuevo presidente y están dispuestos a colaborar con él, pero a cambio quieren al frente del Gobierno a uno de los suyos.

El propio Philippe, enfrentándose a la línea oficial de su partido,invitó hace días a Macron a optar por la trasgresión y nombrar un primer ministro ajeno a la familia política de la mayoría presidencial. Otro sector de Los Republicanos, el liderado por el ex ministro de Nicolas Sarkozy François Baroin, se opone ferozmente a la OPA lanzada por Macron y persigue una mayoría en la Asamblea para forzar una cohabitación.