Venezuela amaneció conmocionada después de que el opositor Juan Guaidó se presentara junto con un grupo de uniformados en las inmediaciones de una base militar en Caracas para anunciar la “fase final” de la ofensiva para desplazar a Nicolás Maduro del poder. “Es necesario que salgamos juntos a la calle”, conminó Guaidó a la población y los sobresaltos no tardaron de atravesar a una sociedad dividida que se preparaba para medir fuerzas en las calles el 1 de mayo. Detrás suyo, se encontraba Leopoldo López, el principal dirigente de su partido, Voluntad Popular (VP), quien cumplía arresto domiciliario y fue liberado por una facción militar que, según el Palacio de Miraflores, participó de un “intento de golpe de Estado” que no ha tenido éxito. El Gobierno ha asegurado que la situación del país es de normalidad. En medio de una ola de rumores y “fake news” que no cesan, el madurismo prometió acciones ejemplares contra conspiradores que calificó de “minoritarios”. A su vez llamó a sus simpatizantes a rodear la sede del Poder Ejecutivo. Los países latinoamericanos aliados de Estados Unidos salieron en tanto a apoyar al líder parlamentario al que Washington y otros 50 países reconocen como presidente “encargado”. Maduro también se pronunció a través de las redes sociales. “Nervios de Acero! He conversado con los Comandantes de todo el país, quienes me han manifestado su total lealtad al pueblo, a la Constitución y a la Patria. Llamo a la máxima movilización popular para asegurar la victoria de la Paz. ¡Venceremos!”.

“¡Son unos cobardes! Nos mantendremos firmes en defensa del orden constitucional y de la paz de la República, asistidos como estamos por la ley, la razón y la historia. ¡Leales Siempre, traidores nunca!”, dijo el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López. Considerado uno de los sostenes fundamentales de Maduro, el general López negó que Guaidó contara con el respaldo de la base aérea La Carlota. El asesor de Seguridad Nacional de EE.UU, John Bolton, le exhortó al ministro apoyar las “instituciones legítimas” que, dijo, encabeza Guaidó. “La democracia no puede ser vencida”, arengó desde Washington el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo. “A Estados Unidos no le importa cuántas personas pueden morir”, le respondió el ministro de Exteriores, Jorge Arreaza. De inmediato, el presidente colombiano Ivan Duque hizo un llamado a los militares venezolanos a ubicarse “del lado correcto de la historia”.

RESPUESTA CONTUNDENTE

Diosdado Cabello, la principal autoridad de la Asamblea Constituyente y, en los hechos, el número dos del madurismo, prometió una “respuesta contundente” contra Guaidó. Según Cabello, un sector del servicio de inteligencia (Sebin) ha participado de las acciones que se limitaron al control de un sector de la autopista lindante con La Carlota. El coronel Alexis Rodríguez Cabello, al frente de la base, desmintió por su parte que en algún momento hubiera perdido su control. Desde el interior del cuartel se lanzaron gases lacrimógenos contra los adherentes de Guaidó. Algunas centenas de personas, entre ellos unos pocos uniformados con distintivos azules, acudieron al lugar convencidos de que se trataba de un hecho consumado. Hubo intercambio de disparos. No faltaron las piedras. Los incidentes alrededor de la base no concluyeron.

El fiscal general Tarek William Saab habló de una “acción minúscula de un grupo al margen de la ley, desesperada y facinerosa”. Saab aseguró que el Estado actuará “sin que nos tiemble el pulso y en apego a la Constitución contra quienes dieron un espectáculo circense y pretenden dar una idea falsa a través de las redes para generar violencia”.

INCERTIDUMBRE Y TRIUNFALISMO

Cuando el sol todavía no se había asomado en Venezuela, Guaidó había presentado por twitter otra realidad. “Han sido años de sacrificio, de persecución, incluso de miedo, convoco a todos los soldados y a todas las familias militares a acompañarnos en esta gesta en el marco de la Constitución. Cuando el pueblo esté en las calles, asumiremos la competencia. En este momento hacemos un gran llamado a los empleados públicos, para la recuperación de la soberanía nacional. Hoy valientes patriotas han acudido a nuestro llamado. La operación libertad comienzan inmediatamente a activarse”. La presencia a su lado de Leopoldo López no dejó de tener un fuerte impacto mediático. Encarcelado después de las protestas de 2014, López expresa al sector más radical de la oposición. Guaidó nació políticamente bajo su alero. “Lo estamos logrando. Se ha iniciado el cese de usurpación. Este es el momento. Vamos con fe. Todos a la calle, con uniforme y sin uniforme. El proceso es irreversible”, dijo el principal dirigente de Voluntad Popular. López aseguró que se han entablado conversaciones con sectores del Gobierno.

De acuerdo con el diario El Nacional, el general de División José Adelino Ornella Ferreira ha sido identificado como el que comanda las acciones de levantamiento militar. Ferreira participó del levantamiento de Hugo Chávez el 4 de febrero de 1992. Fue jefe de la Casa Militar durante el Gobierno chavista y ejerció el mismo cargo para Maduro.

Después de su irrupción triunfal en las redes sociales, Guaidó se llamó a silencio. La gran pregunta de los analistas es si tiene una carta política guardada que será mostrada en las próximas horas como parte de la llamada “operación libertad” o si las expectativas de una mayor fractura militar no se cumplieron. Lo cierto es que ni él ni López han sido por ahora arrestados.