El Gobierno de Filipinas ordenó ayer la retirada de los 51 soldados desplegados en Irak en un intento desesperado de salvar a su conciudadano Angelo de la Cruz, secuestrado desde el día 7. La decisión de Manila contrasta con la firmeza mostrada por el Ejecutivo búlgaro que, el martes por la noche, recibió la noticia de que uno de sus dos ciudadanos retenidos en el país árabe había sido decapitado. En un comunicado, el Gobierno de Bucarest aseguró que "no cambiará su política en Irak en este momento" y que no ha considerado replegar a sus 470 militares para intentar salvar al que queda con vida.

La jefa de la diplomacia de Manila, Delia Albert, dijo ayer que sólo 43 de los 51 componentes del contingente filipino están en la zona. Los radicales habían amenazado con decapitar a De la Cruz si los soldados filipinos no salían del país antes del 20 de julio, aunque Manila tenía previsto retirarlos un mes después.

"CORAJE Y RESISTENCIA" En Bulgaria, tras la noticia de la decapitación de uno de sus dos rehenes (el Gobierno no ha dado ningún nombre) por extremistas vinculados a Abú Musab al Zarqaui, líder de Al Qaeda en Irak, el Gobierno emitió un comunicado para mostrar su inflexibilidad al negociar con los secuestradores. "Bulgaria debe seguir apoyando a Irak y su reconstrucción, estabilización y desarrollo democrático .... La batalla para defender los valores universales contra el fanatismo requiere coraje y resistencia", decía el texto.

Los terroristas exigen que EEUU libere a prisioneros iraquís para no matar al búlgaro. El límite acababa anoche. El Gobierno de Sofía tiene destacados en el país a 470 militares pese a que la mayoría de la población está en contra. Un sondeo de Gallup reveló en junio que el 70% de los búlgaros estaban en contra de que hubiera soldados en Irak y el 76% aseguró que creía que esa presencia aumentaba el riesgo de ataques contra Bulgaria.