La sombra de la guerra civil asoma en Irak. La comunidad shií, mayoritaria en el país, fue blanco ayer --cuarto día de campaña electoral-- de dos atentados suicidas con coche bomba que acabaron con la vida de 62 personas y dejaron heridas a al menos 120. Las bombas, que estallaron en las ciudades santas de Nayaf y Kerbala, aumentan todavía más la incertidumbre y el caos en el país, a sólo seis semanas de los comicios generales. En Bagdad, tres miembros de la Comisión Electoral cayeron en una emboscada y fueron abatidos a tiros.

Los coches bombas explotaron con un intervalo de apenas dos horas. El atentado más mortífero se produjo en la plaza de Maidán, en pleno centro del casco urbano de Nayaf, ciudad situada a 160 kilómetros al sur de Bagdad, y afectó, sobre todo, a numerosas personas que presenciaban la procesión fúnebre de un conocido jeque tribal.

El gobernador y el jefe de policía de la ciudad se encontraban en la plaza cuando se produjo la explosión, aunque salieron ilesos. El atentado mató a 49 personas y 90 resultaron heridas. Muy cerca de la plaza de Maidán se encuentra la mezquita del imán Alí, yerno de Mahoma y precursor del shiismo, una rama de la religión musulmana.

ESTACION DE AUTOBUSES Poco antes de la explosión de Nayaf, otro vehículo cargado de explosivos saltó por los aires en la principal estación de autobuses de la ciudad de Kerbala, a 200 metros del mausoleo del imán Husein. La fuerte explosión destrozó al menos 10 minibuses. Fuentes sanitarias aseguraron que 13 personas perdieron la vida y 30 quedaron heridas. Entre las víctimas había numerosas mujeres y niños.

Se trata del segundo atentado cometido en esta ciudad shií en los últimos cinco días. El miércoles, una bomba explotó junto al mausoleo del imán Husein, nieto del profeta. Este edificio y la mezquita de Alí forman parte de los lugares más sagrados de la comunidad shií. En el atentado del miércoles murió el clérigo Abdul Mehdi, muy próximo al gran ayatolá Alí Sistani, líder religioso shií de Irak. Los líderes shiís dijeron ayer que no cederán a estas provocaciones y rechazaron las acusaciones de algunos oponentes de que quieren instalar una teocracia shií al estilo de la de Irán.

En torno a la figura de Sistani se ha formado una gran coalición de grupos y partidos que, con el apoyo de la población shií de Irak, espera conseguir gran parte de los escaños del futuro Parlamento que saldrá de las elecciones de enero y que deberá nombrar al primer ministro. Tras decenios de marginación y represión, Sistani y sus seguidores esperan tomar las riendas del poder tras los comicios, de ahí su negativa a posponerlos, como solicita gran parte de la minoría suní.

CAMPAÑA DE ATENTADOS Los atentados de ayer forman parte de la campaña lanzada por los rebeldes para obstaculizar al máximo la organización y celebración de las elecciones. Para algunos analistas, con las bombas de ayer los terroristas --fuentes iraquís ya culparon ayer a Al Qaeda-- intentan agravar más las divisiones entre los shiís y los sunís. Un enfrentamiento armado entre ambas comunidades arrastraría al país a una guerra civil que difícilmente podría controlar el actual Gobierno y el Ejército de EEUU.

La campaña de atentados se ha centrado también en las personas que trabajan en la organización de las elecciones. Ayer, en la calle de Haifa de Bagdad, tres empleados de la Comisión Electoral murieron después de que una treintena de hombres armados abrieran fuego sobre el vehículo en el que viajaban.

MENSAJE DE SADAM Por otro lado, ayer se supo que Sadam Husein ha hecho un llamamiento "a la necesidad de unidad de los iraquís", según explicó el portavoz del colectivo de magistrados que prepara su defensa. El dictador transmitió este deseo el jueves, en su primer encuentro con uno de sus abogados.