«Más libertad, menos Bruselas», proclama el partido euroescéptico Alternativa para Alemania (AfD) en sus carteles electorales. La formación fundada solo unos meses antes de las elecciones generales alemanas de septiembre del 2013 se quedó, con el 4,7% de los votos, a las puertas de acceder al Bundestag. Sin embargo, su ingreso en el Parlamento Europeo el 25 de mayo está prácticamente asegurado. Las encuestas le auguran desde hace meses entre el 5% y el 7%, y sus seguidores ven en las elecciones europeas una oportunidad para dar el salto a las instituciones.

Según una encuesta que ayer difundió la televisión pública alemana, el 69% de los seguidores del partido que lidera el profesor de macroeconomía de la Universidad de Hamburgo, Bernd Lucke, consideran las elecciones europeas del 25 de mayo muy importantes. El porcentaje está muy por encima de la media de ciudadanos alemanes que, según la misma encuesta, muestran mucho menos entusiasmo con respecto a la convocatoria electoral: para el 51% de los alemanes, las elecciones europeas son importantes (34%) o muy importantes (17%), mientras que el 47% las considera poco (31%) o nada importantes (16%).

Entre los seguidores de los dos grandes partidos que actualmente gobiernan en coalición, la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y los socialdemócratas (SPD), el porcentaje de seguidores que ve importantes las elecciones es muy similar: el 57% entre los de la CDU y el 56% entre los socialdemócratas.

La visión de la CSU

La Unión Social Cristiana (CSU), el partido bávaro hermano de la CDU de Merkel, presentó ayer su programa para las europeas. Algunas de sus principales propuesta-que suponen un sí a Europa- pero con objeciones, no han gustado al partido de la cancillera. La CSU, de carácter claramente regionalista, defiende una Baviera fortalecida y menos normativa procedente de Bruselas. Una tendencia que va en sentido contrario a la idea que Angela Merkel repite con insistencia: «Necesitamos más Europa». Destacados políticos de la CDU han criticado el programa de la formación bávara, a la que acusa de intentar atraer el voto de los euroescépticos, es decir, los potenciales electores de Alternativa para Alemania (AfD). Los bávaros también están a favor de la posibilidad de celebrar referendos en Alemania sobre decisiones europeas, al estilo suizo.

Horst Seehofer, el presidente de la CSU y del land de Baviera, salió al paso de las críticas y aseguró: «Trabajamos muy bien tanto con la cancillera como con la cúpula de la CDU. Intentamos satisfacer las inquietudes de todas las personas». Sin embargo, reconoció discrepancias en determinadas cuestiones con Angela Merkel. «Por esto hay dos programas», justificó. El dirigente bávaro defendió, como ya lo había hecho a principios del año, poner freno el acceso de ciudadanos de Bulgaria y Rumanía al sistema de protección social alemán.

Por su parte, el secretario general de la CSU, Andreas Scheuer, declaró a la cadena de televisión pública ARD que «la CSU dice sí a Europa, pero con un claro pero: 'Queremos una Europa mejor y más cercana, que no interfiera en la vida cotidiana de la gente'.

AfD critica también el programa de los bávaros y asegura que han asumido algunas de sus propuestas. «Pero los votantes preferirán el original», afirma la formación euroescéptica.

El objetivo de la CSU es mejorar el resultado de las elecciones de hace cinco años, cuando obtuvieron ocho eurodiputados.