¿Presentará Theresa May hoy su renuncia? Es la pregunta que todos se hacían ayer en Westminster. A estas alturas, varios ministros le piden que se marche, un miembro del gabinete ha dimitido y los diputados conservadores, amotinados, le han dado un ultimátum para que deje el cargo como líder del Partido Conservador. Después de meses de crisis permanente, la escala de la rebelión no tiene ahora precedentes. Pero May se resiste y podría, una vez más, tratar de ganar tiempo.

Algunas informaciones señalan que estaría considerando reescribir ciertos términos del proyecto de ley del brexit, que ha enfurecido a los suyos porque introduce la posibilidad de someterlo a referéndum para, ya enmendado, intentar presentarlo a votación. May, que llegó al poder en 2016 para reemplazar a David Cameron y en 2017 perdió la mayoría parlamentaria en unas elecciones anticipadas, no piensa dimitir de forma inmediata y «sigue centrada» en resolver el brexit, según declaró su portavoz .

La especulación surgió cuando el equipo de la primera ministra anunció ayer que se aplazaba la publicación del problemático y ferozmente criticado proyecto de ley, en el origen de esta última crisis. Es el segundo aplazamiento en una semana. Tampoco se fijó una fecha para someter por cuarta vez a votación el paquete legislativo que ya ha sido tres veces rechazado por los diputados británicos.

La publicación estaba prevista para hoy, como precisó la propia May, para que los diputados tuvieran «el máximo posible de tiempo para estudiarla en detalle». Ahora se retrasa a «la semana que comienza el 3 de junio y la segunda lectura el viernes 6 de junio», según explicó en la Cámara de los Comunes el diputado y jefe de disciplina del Gobierno, Mark Spencer. La laborista Valerie Vaz le respondió que el plan está muerto y acusó a May de «haber puesto una vez más su supervivencia política por encima del interés nacional».

El Comité 1922 de parlamentarios sin puesto en el Gobierno podría presentar una moción contra May, si esta no anuncia este viernes la fecha de su renuncia. Así lo confirmó el tesorero del grupo, Geoffry Clifton-Brown. «Quiero que me dé un calendario de cuándo se marcha» y de no hacerlo, «creo que habría una presión increíble (el Comité) de cambiar las normas y presentar una moción de confianza a la primera ministra».

May debe discutir hoy su futuro con el presidente del Comité, Graham Brady. Tres serían sus opciones. Anunciar que dimite como líder inmediatamente, lo que no le impedirá seguir actuando como primera ministra hasta que haya un sustituto. Anunciar su marcha en una fecha específica o, como tercera opción, ofrecer un plazo final para anunciar su marcha. Esta última posibilidad es muy improbable que sea aceptada por el Comité.

A la presión de los diputados se suma la de los ministros tentados con seguir el ejemplo de la líder de la Cámara de los Comunes, Andrea Leason, que presentó su dimisión en la noche del miércoles. Además, los conservadores se preparan para unos resultados terribles en las elecciones europeas en las que votaron ayer, otro factor que juega en contra de May. Según el portavozde Downing Street, la dirigente pasó gran parte e de la jornada de ayer en su circunscripción electoral haciendo campaña.

LA VISITA DE TRUMP

Antes de desplazarse con su marido a votar a la localidad de Sonning, en Berkshire, May se entrevistó por separado con el ministro del Interior, Sajid Javid y con el titular de Exteriores, Jeremy Hunt. Nada trascendió de lo discutido, aunque los rumores apuntan a que ambos le habrían pedido la retirada de la ley del brexit.

En otro acto, y a preguntas de los periodistas, Hunt declaró que la primera ministra seguirá en el cargo durante la visita a Londres del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, del 3 al 5 de junio. «Theresa May va ser primera ministra para darle la bienvenida, como debe ser», afirmó. Lo cierto es que podría ser destituida como líder conservadora pero permanecer en funciones.