La primera ministra británica, Theresa May, pidió ayer a la UE que no permita que las diferencias sobre la frontera en Irlanda del Norte den al traste con las negociaciones del brexit. «No podemos dejar que esta discrepancia descarrile las posibilidades de un buen acuerdo y nos deje sin pacto alguno, algo que nadie quiere». A pesar del nuevo parón en las discusiones en vísperas de la cumbre crucial de mañana en Bruselas, May cree «factible» llegar a un pacto y pidió «mantener la cabeza fría», en una intervención inesperada y urgente en la Cámara de los Comunes.

La falta de una solución a la frontera de Irlanda incrementa sin embargo las posibilidades de que el Reino Unido se marche sin acuerdo. «No podemos aceptar nada que amenace la integridad del Reino Unido», repitió May. «Tengo muy claro que no vamos a estar atrapados permanentemente en territorio de la unión aduanera, que nos impida hacer acuerdos comerciales», agregó. Esa fórmula «debe ser temporal». La intervención de la primera ministra se produjo el día después de la reunión fallida en Bruselas entre el jefe negociador de la UE, Michel Barnier, y el ministro británico para el brexit, Dominic Raab. La crisis política en el Reino Unido ha llevado a un nuevo bloqueo de las negociaciones. El partido conservador no va a aceptar que el Reino Unido permanezca en la unión aduanera, a fin de evitar la frontera física entre el norte y el sur de Irlanda. May habla de solución temporal, pero no se comprometió a dar una fecha definitiva.

May, eso sí, aceptó la invitación del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y acudirá mañana a informar a sus colegas europeos de las negociaciones. «Tal y como están hoy en días las cosas, es más complicado de lo que algunos esperaban aunque deberíamos mantener la esperanza y la determinación», dijo Tusk, en la carta de invitación remitida a los dirigentes europeos. El fallido intento del domingo de los negociadores ha dejado descolocados a ambos bandos. «Tenemos que prepararnos para un escenario de no acuerdo que es ahora más probable que nunca», agregó Tusk, que apeló a seguir negociando hasta el final: «El hecho de que nos estemos preparando para un escenario de no acuerdo bajo ninguna circunstancia debe alejarnos de hacer todos los esfuerzos para alcanzar el mejor acuerdo. No nos rindamos», reclamó a sus colegas.

PRESIONES Y ENEMIGOS

La situación en Westminster es extremadamente volátil. May se halla aislada y con presiones y enemigos en todos los frentes. Hay diputados que reclaman un segundo referéndum. Otros, como los ministros defensores de la línea dura, debían reunirse ayer por la noche convocados por Andrea Ledsom, una de las tres ministras de May, que junto a Penny Mordaunt y Esther McVey amenazan con dimitir, incluso hoy mismo, si May no abandona su plan. También ayer debían cenar en privado en Dublín el primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar, y la líder del Partido Democrático Unionista (DUP), Arlene Foster. Los norirlandeses sostienen al Gobierno de May con sus 10 diputados, pero aseguran que retirarán su apoyo si las reglas del acuerdo implican un trato diferente para Irlanda del Norte del resto del país.