Los conservadores habrían ganado las elecciones generales británicas, pero sin tener asegurada la mayoría absoluta, según los primeros sondeos a pie de urna al cierre de los colegios en la noche del jueves. Las estimaciones difundidas conjuntamente por las cadenas de televisión BBC, ITV y Sky News pronosticaron 314 (-17) escaños para los conservadores, 266 (+34) para los laboristas, 14 (+6) para los liberales demócratas y 34 (-22) para el Partido Nacional Escocés (SNP). El UKIP no habría logrado ningún diputado. Y a Theresa May le faltan 12 escaños para tener mayoría absoluta en el futuro Parlamento, de acuerdo con los primeros datos provisionales. El recuento no finalizará hasta la mañana del viernes, cuando se conozcan los resultados definitivos.

La victoria de los conservadores, de confirmarse en esos términos, es en realidad una gran derrota para May, que ha obtenido menos escaños de los logrados por David Cameron en el 2015. La decisión de convocar elecciones anticipadas con la esperanza de obtener una inmensa mayoría ha resultado ser un tremendo error, que ahora la deja en una situación de máxima vulnerabilidad, en vísperas del inicio de las negociaciones del ‘brexit’. Tan pésimos resultados solo auguran nuevas guerras internas en el Partido Conservador y complican la situación política en el Reino Unido, internamente y en las relaciones con Europa.

En el caso de los laboristas, Jeremy Corbyn puede felicitarse de un incremento modesto de escaños, que le confirma en su puesto de líder del partido, después de una campaña en la que sorprendió por la movilización y el entusiasmo que despertó. Los conservadores trataron de conquistar feudos del partido de Corbyn. May viajó a lo largo de la campaña a 40 circunscripciones laboristas. Corbyn, en cambio, siempre jugó en casa y dio todos sus populares mítines en lugares seguros para él, donde predicaba a los convertidos. El viejo izquierdista ha tenido especial aceptación entre los jóvenes. Un 57% de ellos afirmaban apoyarle en los últimos sondeos. Esos jóvenes a los que a menudo les cuesta acercarse al colegio electoral y depositar la papeleta -lo que los analistas llaman “votantes vagos”- se habrían movilizado en esta ocasión.

Los conservadores también se concentraron durante la campaña en atraer a los votantes del UKIP, aprovechando que la formación eurófoba está al borde del colapso.

VARAPALO PARA EL SNP

Nicola Sturgeon se habría llevado un fuerte varapalo con la pérdida de una veintena de diputados. No todos los que votaron al Partido Nacional Escocés (SNP) en el 2015 estaban ahora de acuerdo con la convocatoria de un segundo referéndum. De ese descontento se habrían aprovechado los conservadores, que vuelven a figurar en el mapa de Escocia después de años de ausencia.

Los liberales demócratas, el partido más europeísta, habrían desafiado los malos augurios en los sondeos, mejorando su posición y atrayendo a parte del voto de quienes defendieron la permanencia del Reino Unido en la UE.

La agria polémica por los recortes policiales surgida a raíz de los atentados de Manchester y Londres han podido pasar factura a May, quien a pesar de todo fue la máxima responsable de la supresión de 20.000 puestos de policía cuando era responsable del Ministerio del Interior. Las fuerzas policiales se habían quejado repetidamente de la falta de recursos para hacer frente a una amenaza terrorista cada vez mayor. Tres atentados en tres meses ha sido demasiado.

CAÍDA DE LA LIBRA ESTERLINA

Una de las características de esta campaña ha sido también el silencio del mundo de las finanzas. La incertidumbre en los sondeos hizo caer la libra esterlina un 3% durante las últimas semanas, un descenso que puede persistir y acentuarse dado el resultado y la inestabilidad que representa la posibilidad de un Parlamento sin mayoría.

La realidad es que a la City no le seducía ninguno de los dos candidatos. La dura posición de la primera ministra de cara al ‘brexit’, amenazando con dar un portazo sin llegar a un acuerdo incluso antes de comenzar las negociaciones, preocupa e inquieta. Ahora inquieta aún más la falta de poder de May, su precariedad al frente del Ejecutivo y su debilidad a la hora de enfrentarse dentro de 11 días a los Veintisiete en Bruselas.