«O mi plan, o nada». A seis meses de la entrada en vigor del brexit, Theresa May lanzó ayer un ultimátum a los diputados conservadores que torpedean la propuesta de salida de la Unión Europea de la primera ministra. Su intervención coincidió con la visita a Londres de la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, quien advirtió de que el brexit, con o sin acuerdo, tendrá, «costes para la economía del Reino Unido y en menor medida para el resto la Unión Europea». En el caso de una ruptura no negociada, subrayó, esos costes serían «sustanciales». «Reducción futura del crecimiento, posible incremento del déficit, depreciación de la divisa, reducción de la talla de la economía británica», señaló. En una larga entrevista concedida al programa Panorama de la BBC, May presentó su plan de Chequers como única opción posible, tratando de presionar a los parlamentarios euroescépticos.

«Tenemos un buen acuerdo para, concluida la negociación con la Unión Europea, llevarlo ante el Parlamento. Creo que la alternativa a eso es que no haya acuerdo», afirmó. May rechazó un plan presentado la semana pasada por algunos diputados rebeldes tories, los llamados brexiteers, para solucionar el problema de la frontera entre el norte y el sur de Irlanda. «No se resuelve el problema de la frontera moviéndola 20 kilómetros dentro de Irlanda del Norte o 20 kilómetros dentro de la República de Irlanda. Sigue siendo una frontera dura».

Según el diario The Times, el jefe negociador de la Unión Europea, Michel Barnier, está trabajando en un protocolo para resolver con el uso de tecnología el obstáculo fronterizo, evitando los controles tradicionales. El cabecilla de los brexiteers, el exministro de Exteriores, Boris Johnson, había calificado los intentos debatidos hasta ahora para superar el que se ha convertido en el mayor escollo de la negociación como, «una abominación constitucional». Pero Johnson afirmó ayer que, si Bruselas ha cambiado de opinión y «está discutiendo activamente algunas de las formas técnicas de resolver esto», eso «nos puede permitir avanzar, tener libertad de comercio, retomar el control de la regulación y tener un propio brexit».

NUEVO REFERÉNDUM

Los partidarios de permanecer en la UE reclaman un nuevo referéndum, como es el caso del exlíder del partido de los liberales demócratas, Nick Clegg, quien rechazó que May excluya de antemano otras alternativas. «Creo que es un gran desmerecimiento para nuestras tradiciones democráticas, el tener una primera ministra que ahora dice no queda ninguna otra posibilidad. ‘Es mi plan o el abismo’. Eso no es verdad, hay otras alternativas, si se está preparado a aceptarlas», se dejó. El brexit es una aventura sin final feliz, según Lagarde y el FMI. «Que quede claro, comparado con el mercado único fluido de hoy, todos los posibles escenarios del brexit van a tener costes para la economía del Reino Unido. Cuantos mayores serán los impedimentos para el comercio en la nueva relación, más costoso va a ser», señaló. El brexit monopoliza la política británica y es el tema más importante al que se enfrenta el país, según la inmensa mayoría de los votantes, de acuerdo con un sondeo de You Gov ( 64%). El segundo asunto es la sanidad pública (35%), seguido de la economía, (30%) y la inmigración (28%), crucial en el resultado del referéndum. La mayor parte tanto de los partidarios de quedarse y de los de irse coinciden en que el Reino Unido va a lograr un mal acuerdo.