Médicos Sin Fronteras (MSF) ha denunciado hoy la situación del conflicto en la República Centroafricana (RCA) -país al que califican como "perdido"-, que está "encallado" y que a pesar de haber pasado a formar parte de la agenda internacional no está en la agenda política.

Lali Cambra, responsable de comunicación de MSF ha dicho que la RCA es un contexto "muy desconocido" para la mayor parte del mundo, un país que "lleva sufriendo desde hace siglos", con gran inestabilidad política crónica, con una media de un golpe de estado cada diez años y donde "lo malo se vuelve peor todo el rato", ha lamentado.

La crisis comenzó, según ha explicado, con el golpe de estado de los grupos armados Séléka, de mayoría musulmana, que en pocos meses llegaron a la capital, Bangui, y terminó con el derrocamiento del presidente François Bozizé. Meses después, las milicias denominadas anti-Balaka, formadas por cristianos animistas y antiguas agrupaciones de autodefensa de cazadores, hicieron el proceso inverso. Las acciones de ambas milicias dejaron tras de sí un sinfín de violencia, asesinatos y abusos en todo el país, donde según Cambra habían convivido históricamente en armonía ambas religiones.

El conflicto arroja a día de hoy datos como 550.000 desplazados internos, 300.000 refugiados en países fronterizos y miles de musulmanes, que no han podido huir, retenidos y amenazados de muerte por el otro bando, todo ello en un país con apenas cinco millones de habitantes.

La RCA, que ya antes de la crisis era uno de los países más pobres y subdesarrollados del mundo y, por ejemplo, contaba con una esperanza de vida que no superaba los 50 a 52 años. "La población vive con miedo", ha afirmado María Simón, una zaragozana miembro de MSF destinada en la zona entre los pasados meses de octubre y mayo. Por ello, desde MSF exigen esfuerzos para que los centroafricanos puedan contar con "una mínima sensación de paz" como condición indispensable para conseguir el resto.

En concreto, Simón ha relatado la experiencia en uno de los hospitales que la organización tiene repartidos por todo el país -es la única con un despliegue más allá de Bangui-, en la ciudad de Kabo, al norte del país.

Allí apoyan un hospital con 90 camas y varios centros de salud en la periferia, donde solamente trabajaban siete personas del Ministerio de Salud centroafricano antes de la llegada de MSF con 150 personas de los alrededor de 2.300 que hay repartidos por todo el país, 2.000 de ellos del propio país.

Desde MSF han denunciado que la presencia y ayuda internacional es manifiestamente insuficiente, pues la situación no parece en visos de resolverse y de los 500 millones de dólares que se calcularon como necesarios para atajar los problemas más graves de la RCA solo se ha recaudado el 30 por ciento.