Al menos 293 personas resultaron muertas ayer en la provincia iraní de Jorasan, en el noreste del país, al explotar un tren de mercancías peligrosas. Según las autoridades, varios vagones se desengancharon de la locomotora, descarrilaron y se incendiaron. Cuando los bomberos estaban a punto de controlar el fuego, se produjo una deflagración que pudo oírse a decenas de kilómetros.

"Unos 183 cadáveres han sido ya recuperados", reveló por la mañana un portavoz de la municipalidad de Nishapur. Más tarde, Reuters tuvo acceso a un documento del Ministerio del Interior, que cifró el número de víctimas en 295. Entre los muertos está Mojtaba Farahmand, máxima autoridad en Nishapur, y el responsable municipal de la red de electricidad, Morteza Fahrian.

Según fuentes oficiales iranís, la acumulación de gas provocó la explosión. Los accesos al lugar fueron cerrados, al tiempo que se abrió una investigación que podría desvelar fallos de seguridad en los ferrocarriles iranís.