Como si fueran inmigrantes sin papeles o delincuentes al borde de la expulsión, 13 militares y científicos británicos fueron extensamente interrogados ayer en la estación migratoria de la ciudad de México y pasaron a disposición de la fiscalía de México para que ésta "determine si cometieron algún delito", después de que seis de ellos estuvieron una semana atrapados en una gruta de Cuetzalan, en el estado de Puebla, hasta provocar un incidente diplomático. En medio de un escándalo nacional, México se venga así del espionaje sufrido como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU antes de la guerra de Irak. El caso ha dado pie a un intercambio de notas diplomáticas entre México y Londres, que han utilizado un agrio lenguaje en torno a lo que aparentemente era un entrenamiento de militares especialistas en espeleología.

A LA BOCA DE LOBO Con visados de turista, pero cargados con equipos sofisticados, los exploradores británicos fueron a caer en una cueva que los llevó a la boca del lobo debido a una aguada inesperada. Seis de los trece expedicionarios quedaron atrapados en el fondo de la cueva de Alpazat cuando uno de los túneles de acceso se llenó inesperadamente de agua e hizo imposible su retorno sin equipo de buceo.

La prensa mexicana apuntó a que los militares extranjeros estaban espiando o buscando minerales atómicos, como uranio. Los buzos británicos pudieron sacar uno a uno a los espeleólogos, bajo vigilancia de policías y militares mexicanos. México esperaba ayer una nota británica antes de decidir la expulsión con multa de los británicos. Londres insistió en que no buscaban uranio.