Los militares golpistas de Birmania han presentado este miércoles cargos contra la antigua líder de facto del país, Aung San Suu Kyi, y el presidente birmano, Win Myint, detenidos el lunes tras el golpe de Estado en el país asiático.

El portavoz de la Liga Nacional para la Democracia (NLD), Kyi Toe, ha señalado a través de su cuenta en la red social Facebook que Suu Kyi ha sido imputada por supuestamente violar la ley de importaciones y exportaciones y la posesión de aparatos de comunicación ilegales. Por su parte, el mandatario ha sido imputado por presuntamente violar la prohibición de participar en reuniones durante un acto de campaña, en el marco de las restricciones impuestas por las autoridades por la pandemia de coronavirus.

Documentos policiales recogidos por la cadena de televisión británica BBC reflejan que tanto Suu Kyi como Myint permanecerán detenidos durante otros 14 días, sin que por el momento los militares hayan dado detalles del lugar en el que se encuentran retenidos. Este martes, el partido de la dirigente aseguró que se encuentra bajo arresto domicilario.

Estos documentos recogen que Suu Kyi es mantenida bajo custodia "para interrogar a testigos, recabar pruebas y buscar asesoría legal tras interrogar a la acusada".

Tímida contestación

El anuncio sobre las imputaciones ha tenido lugar después de que el Ejército anunciara la creación de un organismo ejecutivo que estará en pie durante el estado de emergencia decretado tras el golpe de Estado militar dado el lunes poco antes de que se conformara el Parlamento surgido de las urnas.

El golpe fue ejecutado tras las recientes tensiones a raíz de las elecciones generales de noviembre, en las que se impuso de forma aplastante la NLD y tras las que tanto la oposición como el Ejército han denunciado posibles irregularidades.

Mientras tanto, los llamamientos a la desobediencia civil han empezado a multiplicarse este miércoles en Birmania, liderados por médicos y trabajadores sanitarios, después que Washington acusara formalmente a los militares de haber dado un "golpe" y prometiera nuevas sanciones contra los generales.

Médicos y profesionales sanitarios, con lazos rojos en señal de protesta, han anunciado que se niegan a trabajar salvo en caso de emergencia médica. "Solo obedeceremos al gobierno democráticamente elegido", dijo a la AFP Aung San Min, responsable de un hospital de cien camas en la región de Magway (centro).

Miembros del personal médico del hospital general de Rangún se reunieron frente a las instalaciones, haciendo el saludo con tres dedos, un gesto de resistencia adoptado por los activistas prodemocráticos de Hong Kong y Tailandia.

Movimiento en Facebook

También se puso en marcha un grupo llamado Movimiento de Desobediencia Civil en Facebook, que ya cuenta con unos 150.000 inscritos. "Vergüenza debería darle al Ejército", "Los militares son ladrones", reza esta página.

El martes por la tarde, en el distrito comercial de Rangún, la capital económica, los habitantes protestaron con una cacerolada y haciendo sonar las bocinas. Algunos corearon: "Viva Madre Suu!".

El miedo a la represalias es palpable en este país que ha vivido, desde su independencia en 1948, bajo el yugo de la dictadura militar durante casi 50 años. "La población sabe muy bien hasta qué punto el ejército puede ser violento y lo poco que le importa su reputación internacional, lo cual podría frenar la voluntad de movilizarse", estima Francis Wade, autor de varios libros sobre el país.

Las nuevas autoridades, que se comprometieron a celebrar elecciones dentro de un año, ya publicaron una advertencia contra cualquier discurso o mensaje que pueda "fomentar disturbios o una situación inestable".