La nueva dictadura prosigue con la cadena detenciones sin atender a las condenas globales ni las amenazas de sanciones. Le tocó hoy a Win Tei, figura prominente de la causa democrática birmana y mano derecha de la lideresa Aung San Suu Kyi.

Win Tei, de 79 años, fue arrestado a medianoche en el domicilio de su hija en Rangun tras haber regresado el día anterior de Napidaw, capital política y escenario de las masivas detenciones del lunes. Las informaciones, aún confusas, aseguran que habría sido acusado de sedición, un cargo castigado con cadena perpetua. Su detención se daba por descontada tras sus pertinaces críticas durante la semana a la asonada en medios locales e internacionales. En la revista birmana Frontier avanzó que el golpe sólo llevaría descrédito al Tatmadaw -Ejército-.Tatmadaw "Ejecutar un golpe de Estado ahora demuestra que son cortos de miras y les falta inteligencia. Yo viví el golpe del general Ne Win en 1962 y la economía nacional sufrió durante los siguientes 26 años", denunció. También pidió al pueblo que se opusiera "contra los que intentan devolvernos a la casilla de salida destruyendo nuestro Gobierno".

Su detención supone un golpe moral a la Liga Nacional por la Democracia (LND) que lidera Aung San Suu Kyi. Win Tei disfruta del respeto del viejo luchador tras décadas de activismo y detenciones. También es el recurso más socorrido de la prensa porque hace años que La Dama redujo sus entrevistas. En 2012 aseguraba a este corresponsal en la avejentada sede del partido en Rangún que el nuevo proceso democrático carecía de vuelta atrás.

Más de un centenar de detenidos

El arresto de Win Tei sigue a los de Aung San Suu Kyi y varias decenas de representantes políticos cuando faltaban apenas unas horas para que se constituyera el nuevo Parlamento tras las elecciones de noviembre. La Asociación de Asistencia a Presos Políticos, un grupo independiente con sede en Rangún, cifra los detenidos en 130. El Ejército había denunciado en los últimos meses un pucherazo para justificar sus ridículos resultados y el lunes decretó el estado de emergencia con un año de vigencia para preparar unos nuevos comicios "libres y justos". El país sufre desde entonces interrupciones en internet y Facebook, la principal red de comunicación, ha sido censurada.

No se han registrado aún las masivas protestas solicitadas por la LND pero el descontento popular por el regreso de la dictadura suma cada día nuevos actos. Cientos de estudiantes y profesores se han reunido el mediodía del viernes frente a las puertas de una universidad cantando su apoyo a La Dama y mostrando los tres dedos que, como ocurrió meses atrás en Tailandia, se han erigido en el símbolo de resistencia democrática. "No dejaremos que nuestra generación sufra otra dictadura militar", señalaba un estudiante a la agencia France Press.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha reiterado su exigencia al Ejército birmano de que "devuelva el poder, libere a los activistas y políticos detenidos, acaben con las restricciones de las telecomunicaciones y se abstengan de usar la violencia". Su principal asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, había anunciado horas antes que Washington estudiaba sanciones quirúrgicas sobre personas y entidades controladas por los militares.