La ministra de Interior británica, Priti Patel, miembro clave en la fuerza de choque del Gobierno de Boris Johnson, está en la cuerda floja. El propio Johnson ha ordenado una investigación oficial sobre el tratamiento, presuntamente ultrajante, que Patel viene dispensando a los funcionarios a su mando. La oposición pide que sea apartada del cargo hasta que concluyan las indagaciones.

La crisis estalló el sábado, cuando el secretario permanente de Interior, Philip Rutman, presentó la dimisión con acusaciones graves y directas contra Patel. Ante las cámaras, el más alto funcionario del departamento acusó a la ministra de haber orquestado una "campaña virulenta" contra él, además de mentir. Patel, afirmó Rutman, ha creado "un clima de terror" en el ministerio, donde trabajan 35.000 personas, con “gritos, insultos, menospreciando a las personas, haciendo peticiones irrealizables”. Rutman rechazó una indemnización a cambio de marcharse en silencio y estudia una posible demanda.

Este lunes la crisis se agudizó. La ministra fue acusada de haber echado a gritos a una antigua ayudante en una "agresión, sin provocación alguna", antes de remplazarla en el puesto. La ayudante, según la BBC, recibió una compensación de 25.000 libras, tras ingerir una sobredosis de fármacos, a consecuencia del hostigamiento sufrido. Los hechos ocurrieron en octubre del 2015, cuando Patel era Secretaria de Estado de Empleo. En su siguiente cargo, como ministra de para el Desarrollo Internacional, también hubo denuncias sobre su estilo abusivo y degradante con los miembros del personal a los quienes describió públicamente como, “unos jodidos inútiles”.

MATONES

La táctica de Patel forma parte de la guerra que el gobierno de Johnson ha declarado a los altos funcionarios, siguiendo la consigna del máximo asesor, Dominic Cummings. “Este gobierno está liderado por matones”, declaró el laborista, Jeremy Corbyn. Cummings se cobró recientemente la cabeza del ministro de Finanzas, Sajid Javid.